Una cirugía láser de ojos llevó al suicidio a una mujer del tiempo de Fox

La Voz / Redacción

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Jessica Starr dejó constancia en las redes sociales de las serias complicaciones que sufría después de la intervención

28 feb 2019 . Actualizado a las 19:55 h.

Jessica Starr, mujer del tiempo en Detroit de la cadena Fox2, fue encontrada muerta el pasado mes de diciembre después de haberse suicidado. Todavía conmocionados por la pérdida, sus familiares acaban de hablar por primera vez ante las cámaras de la cadena ABC para asegurar que su muerte está directamente relacionada con una cirugía láser ocular a la que se sometió en octubre del pasado año y que le ocasionó serias complicaciones que deterioraron seriamente su vida ordinaria.

Intentó volver al trabajo después de varias semanas, pero no lograba superar las molestias, aunque intentaba mantenerse fuerte.

«En cuestión de días ella sabía que algo no iba bien. Empezó a quejarse de una sequedad de ojos extrema, apenas tenía visión nocturna, veía estrellas día y noche», relata su marido, Dan Rose, en una entrevista difundida por el programa Good Morning America, en la cadena norteamericana.

Su madre, Carol Starr, asegura que no existe ninguna otra razón a la que se pueda atribuir el drástico cambio experimentado por Jessica Starr tras la operación. «Perdió alrededor de 11 kilos. Yo le decía "¿estás comiendo? ¿estás bien?" y ella me decía: "no como y no duermo, mamá. Estoy muy preocupada y no creo que esto vaya a mejorar"», explica Starr en la entrevista.

Después de llevar lentillas durante más de veinte años, Jessica Starr sopesó la opción de someterse a una cirugía láser correctiva y los médicos le aseguraron que era una buena candidata para llevar a cabo la técnica Smile con el fin de modificar la curvatura de la córnea. En octubre del 2018 se sometió a la operación.

Muy activa en las redes sociales, durante un par de semanas Starr grabó un diario en vídeo en el que difundía su evolución después de la intervención y no tenía buenas noticias. En las grabaciones ponía de manifiesto su deseo de volver a llevar una vida normal, aunque le resultaba imposible. Vivía pegada a sus gotas de lágrima artificial, que, según aseguraba, debía ponerse cada cinco minutos para combatir la sequedad extrema que experimentaba a raíz de la operación.

«Estoy muy enfadada conmigo misma por haber hecho esto. No sé por qué [lo hice]. Estaba a gusto con las lentillas y llevar gafas no era para tanto. Estaba bien», aseguraba en uno de esos vídeos.

Su marido y padre de sus dos hijos pequeños asegura que poco a poco empezó a retirarse de los planes familiares habituales como salir a comer o ver películas, cosas que hacía él solo con los niños.