La Diputación Permanente asume el mando del Congreso

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Chema Moya | efe

Un grupo de 65 diputados «velarán» por la Cámara Baja tras la disolución de las Cortes este martes

04 mar 2019 . Actualizado a las 08:10 h.

El Congreso cerró sus puertas este jueves a la conclusión del pleno como señal del fin de la legislatura. Pero eso no significa que durante los más de dos meses que tarde en constituirse la nueva Cámara conforme a los resultados de las elecciones del 28 de abril, desaparezca por completo una de las instituciones fundamentales en la democracia española. En realidad, el legislativo pasa a una especie de estado de hibernación en el que una pequeña representación proporcional de los diputados tienen la responsabilidad de permanecer alerta por si acaso fuese necesario tomar alguna medida de urgencia. A este grupo de representantes políticos que conforman una suerte de hemiciclo en miniatura se le conoce como Diputación Permanente. 

Misión

Velar por la Cámara. Su función principal será la de «velar por los poderes de la Cámara cuando esta no esté reunida», tal y como recoge el reglamento del Congreso. Además, en los casos de disolución o expiración del mandato del Congreso, como sucederá técnicamente a partir del día 5 de marzo, cuenta con dos atribuciones fundamentales: convalidar los decretos-leyes dictados por el Gobierno, solo en caso de conseguir reunir la mayoría necesaria, y también la capacidad de alargar el estado de alarma más allá de los 15 días que puede determinar el Consejo de Ministros, autorizar y proclamar el estado de excepción a petición del Gobierno y declarar el estado de sitio, también tras la petición previa por parte del Ejecutivo. Es decir, la reunión de la Diputación Permanente está pensada solo para casos que revistan cierta urgencia. 

Cómo y cuándo se reúne

A petición del presidente o de los grupos. No existe ni un mínimo ni un máximo de ocasiones establecido por la ley, pero tal y como se vio en el punto anterior, su reunión está condicionada a urgencias o emergencias que demande el país.

 La facultad de convocarla recae exclusivamente «en el presidente del Gobierno, a iniciativa propia o a petición de dos Grupos Parlamentarios o de una quinta parte de los miembros de aquella», según el reglamento del Congreso.

 Integrantes

65 diputados. La Constitución establece en su artículo 78 que como mínimo deberá estar conformada por 21 miembros, pero en este caso son 64 los diputados titulares, repartidos de forma proporcional conforme al número de escaños obtenidos por cada grupo en las últimas elecciones. El órgano cuenta con su propia Mesa, liderada por la presidenta del Congreso, Ana Pastor (PP), y tiene dos vicepresidentes, José Ignacio Prendes (C’s) y Micaela Navarro (PSOE), y dos secretarios, la popular Alicia Sánchez-Camacho y Gloria Elizo (Unidos Podemos). Los otros 60 componentes son vocales, entre los que se encuentran los primeros espadas de cada partido salvo Pedro Sánchez, que renunció a su escaño a principios de la legislatura y que cuando accede al Congreso lo hace en calidad de presidente del Gobierno y no tiene derecho a voto, a diferencia de por ejemplo Mariano Rajoy, que además de jefe del Ejecutivo también era diputado por Madrid. 

En el senado

También en la Cámara Alta. El Senado también tiene su propia Diputación Permanente. Cuenta con 36 senadores repartidos de forma proporcional a los escaños. También tiene la misión de «velar» por la Cámara y puede solicitar la celebración de un pleno en cualquier momento.

La disputa política llega a un órgano que solo está ideado para reunirse con carácter de urgencia o muy excepcional 

La convulsa legislatura que acaba de cerrarse y la extremada confrontación política conllevó a que los órganos de las instituciones democráticas pisaran por terrenos hasta ahora inexplorados. El primer triunfo de una moción de censura, la aprobación por el Senado de la aplicación del artículo 155 de la Constitución o el crucial papel que por primera ocasión ha desempeñado la Mesa del Congreso son solo algunos ejemplos de la excepcionalidad de los tiempos que corren.

No se espera menos de la Diputación Permanente, un órgano que tiene la vocación de reunirse solo en casos de extrema urgencia, pero que el Gobierno ya ha anunciado que convocará para sacar adelante los reales decretos que impulsa en los Consejos de Ministros. Sánchez no piensa desaprovechar el escaparate de la Moncloa para promocionar su propaganda electoral a menos de dos meses de que se celebren las generales. La reforma laboral, la ampliación de los permisos por paternidad, la ley que pretende regular los alquileres... son solo algunas de las medidas con las que Sánchez trata de promocionar la lista que encabezará para el 28 de abril. Aunque para ello necesita los mismos apoyos que requería en el hemiciclo: Podemos, independentistas catalanes y el PNV. Además, al recurrir a esta vía, los plazos se aceleran de forma considerable. 

Disputa política

Este anuncio del Gobierno de que empleará la Diputación Permanente para intentar seguir aprobando decretos no ha sentado nada bien en las filas de la oposición. El líder del PP, Pablo Casado, le recriminó a Sánchez en el último pleno pretender hacer «en ocho días lo que no ha hecho en ocho meses». Sin embargo, los populares también juegan sus cartas, y buscan revancha en la Cámara Alta, en donde estudia emplear su aplastante mayoría para intentar que la Diputación Permanente del Senado mantenga con vida la Comisión de investigación abierta hace unos meses con la intención de aclarar los aspectos más turbios que rodean a la tesis supuestamente realizada por el presidente del Gobierno en la Universidad Camilo José Cela.