Mandato fallido con más gestos que logros

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MONCLOA

Sánchez dejó nueve meses de inestabilidad y fracasó en lograr la estabilidad política

05 mar 2019 . Actualizado a las 11:42 h.

Pedro Sánchez fracasó en su intento de lograr la estabilidad política y utilizó su mandato como plataforma electoral aprobando, la mayoría de las veces por decreto, medidas sociales de fuerte impacto sobre el déficit y gestos de gran carga simbólica, como la también fracasada exhumación de los restos de Franco.

Moción de censura: presidente sin ganar en las urnas

La condena al PP como partícipe a título lucrativo en el caso Gürtel precipitó la improvisada moción de censura. Sánchez se convirtió en el primer presidente de la democracia que accedía al cargo por ese mecanismo y sin que su partido ganara las elecciones. Para lograrlo, recabó el apoyo de los mismos independentistas por cuya actuación justificó, estando en la oposición, la aplicación del artículo 155.

Inmigración: una política de ida y vuelta

Sánchez inauguró su mandato con el golpe de efecto de ofrecer al barco Aquarius, con 629 inmigrantes a bordo, que atracara en el puerto de Valencia tras la negativa de Italia a acogerlos. Pero después de ese primer gesto, dio un giro radical, presionado por la UE, endureciendo la política contra la inmigración irregular con medidas como limitar las actuaciones de Salvamento Marítimo y defender en Estrasburgo las devoluciones en caliente que criticó estando en la oposición.

El Gobierno bonito: dos dimisiones en 100 días

Sánchez presentó su Ejecutivo como ejemplo de honestidad. Se habló del Gobierno bonito. Pero en solo cien días dos ministros dimitieron. Uno, Màxim Huerta, por una sentencia que acreditaba su intento de defraudar a Hacienda a través del uso de una sociedad instrumental. Y otra, Carmen Montón, por plagiar su trabajo de fin de máster. El propio Sánchez fue acusado de plagiar su tesis. Y, ante la evidencia de que varios ministros crearon sociedades instrumentales similares a las de Huerta para pagar menos al fisco, olvidó su promesa de que prescindiría de cualquiera que lo hubiera hecho.

Cataluña: gestos al secesionismo

El líder del PSOE trató desde el primer día de convertir el apoyo a su moción de censura en una mayoría estable en el Parlamento. Para ello, multiplicó los gestos hacia los independentistas. Impulsó el traslado de los presos del procés a cárceles catalanas. Se reunió en la Moncloa con Joaquim Torra, al que había llamado «racista» en la oposición. Negó en el Parlamento que se hubiera cometido un delito de rebelión y destituyó al abogado del Estado que sostenía esa tesis. Y, en una insólita cumbre bilateral Gobierno-Generalitat, admitió la existencia de un «conflicto sobre el futuro de Cataluña» retirando toda referencia a la Constitución.

Símbolos de poder: imagen presidencial 

Sánchez trató de reforzar desde el primer momento su imagen presidencial y no dudó para ello en hacer ostentación de los símbolos del poder. Se fotografió en varias ocasiones en el Falcon. Utilizó ese avión oficial para asistir a un concierto en Castellón y el helicóptero para trasladarse a la boda de su cuñado en La Rioja. Cuando se le pidieron explicaciones, se escudó en que sus desplazamientos son un «secreto oficial».

Podemos: el vicepresidente «de facto» Iglesias

Para tratar de afianzar su estabilidad, convirtió al líder de Podemos, Pablo Iglesias, para disgusto de muchos socialistas, en vicepresidente de facto. Firmó con él solemnemente en la Moncloa un acuerdo sobre los Presupuestos y lo utilizó como emisario para tratar de conseguir el apoyo de los independentistas a las cuentas públicas, para lo que Iglesias llegó a entrevistarse personalmente con el líder de ERC, Oriol Junqueras, en la cárcel de Lledoners.

Fallido manual de resistencia: la losa de los presupuestos

Pese a su promesa de convocar elecciones «cuanto antes», Sánchez trató por todos los medios de resistir y agotar la legislatura. Forzó la presentación de los Presupuestos sin tener apoyos asegurados, convencido de que los independentistas los respaldarían por temor a que un adelanto propiciara un Gobierno de derechas. Pero los mismos secesionistas que lo auparon al poder lo derribaron tumbando a la primera sus cuentas públicas en el Congreso.