Un niño se clava una jeringuilla con hepatitis C en el jardín del Gil Casares

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

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Xoán A. Soler

El pequeño, de dos años, tendrá que esperar seis meses para saber si está contagiado

07 jul 2020 . Actualizado a las 19:02 h.

Un niño de dos años de edad que se clavó una jeringuilla cuando jugaba en el parque del Hospital Gil Casares de Santiago corre el riesgo de haber contraído hepatitis C. Los hechos se produjeron el pasado 16 de febrero a las 17 horas. Sus padres habían acudido desde el País Vasco, donde residen, a visitar a unos familiares y aquel día el pequeño jugaba al balón con su padre en la cancha deportiva que hay en la zona verde. En un momento dado, la pelota cayó en la canalización de aguas pluviales que rodea el recinto y el niño fue a buscarla. Fue en ese momento cuando se pinchó.

La jeringuilla había sido utilizada por un toxicómano que la dejó allí abandonada. El padre, que estaba a escasa distancia del niño, le oyó llorar y se acercó a él para comprobar qué había pasado. Fue entonces cuando se percató de que el pequeño tenía la aguja clavada en una mano y que en el tubo había restos de sangre.

Corrieron entonces al servicio de urgencias del Hospital Clínico, en el que, además de atender al pequeño, analizaron la sangre que estaba contenida en el tubo de la jeringuilla. Los resultados confirmaron que estaba infectada con el virus de la hepatitis C, una enfermedad muy grave que puede incluso provocar la muerte, aunque ahora tiene un tratamiento que la cura.

Las pruebas médicas que pasó el crío por ahora han dado negativo. Es decir, que no se ha infectado con el virus de la hepatitis C, aunque los médicos le han explicado a la familia que tendrá que hacerse más análisis y que hasta dentro de seis meses no se podrá descartar por completo un posible contagio.

Los padres del niño aún no han llevado el caso a los tribunales. Su abogado, Ángel Sáez de Asteasu, está a la espera de que se determine cuál es el desenlace de una historia que, en todo caso, quieren hacer pública para alertar al Concello y a la Consellería de Sanidade de la Xunta de una situación que supone un riesgo para otros niños «más aún si se tiene en cuenta que enfrente hay una escuela infantil», destaca el letrado.

La familia está viviendo una pesadilla a la espera de las pruebas 

La familia del niño que se clavó una jeringuilla infectada con el virus de la hepatitis C está viviendo una auténtica pesadilla. «Esta semana se hizo unas pruebas y nos darán los resultados dentro de diez días. Luego, dentro de otros quince días, tendrá que hacerse otras y así hasta dentro de seis meses, que es hasta cuando nos han dicho que puede aparecer el virus», explica el padre. «Es muy duro, porque esta enfermedad le puede fastidiar la vida a mi hijo con tan solo dos años», añade. Además de la preocupación por la propia salud del crío, está la posibilidad de que se contagie su hermano o ellos mismos, una situación que está devastando al matrimonio. «Yo soy un poco más fuerte, pero mi mujer lo lleva mucho peor y es imposible que deje de pensar en lo que pueda pasar», señala.