Cuando los virus te rodean: ¿Por qué mi hijo siempre me contagia?

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

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MARIA PEDREDA

La tasa de transmisión de algunos virus dentro del hogar puede ser superior al 60%

10 mar 2019 . Actualizado a las 13:30 h.

Los niños son los principales reservorios y transmisores de virus. «Excretan más cantidad de virus y durante más tiempo», explica Angelina Cañizares, responsable de la Unidad de Virología del Hospital Materno de A Coruña. Respiratorios o gastrointestinales, da igual el virus del que hablemos, los más pequeños de la casa lo «cogen todo» y, en consecuencia, «los padres tienen que tener claro que es casi imposible que se libren. Si su hijo está enfermo ya se pueden ir preparando porque, lo más probable, es que ellos también se pongan malos de una forma más leve o más grave», Angelina Cañizares confirma lo que todos los adultos con niños pequeños a su alrededor viven en sus propias carnes.

¿Por qué mi hijo me lo pega todo? Es la pregunta que más de uno se ha hecho alguna vez. «En el colegio o en la guardería van pasando de unos a otros. Y en casa igual. La tasa de transmisión de algunos virus dentro del hogar puede ser mayor del 60%», asegura la viróloga.

«El sistema inmune de los niños no está desarrollado del todo así que, lo que en un adulto puede durar una semana, en un niño puede infectarnos durante muchos más días, incluso dos semanas, el doble de tiempo». ¿Cuándo hay que tener más cuidado? «A la hora de dar instrucciones generales se puede hablar de que, en el segundo o tercer día desde que empiezan los primeros síntomas, es cuando más carga viral va a tener el niño y cuando es más infectivo. Es el momento más susceptible de contagio pero, por ejemplo, los niños pueden transmitir la gripe mucho antes de que los notemos enfermos y siguen contagiando mucho tiempo después de que, aparentemente, estén bien», mantiene la experta.

Los virus más comunes que sufren los padres, contagiados por sus hijos, son el rinovirus (el catarro común), la gripe en período invernal y los virus gastrointestinales. «Lo único que pueden hacer los adultos que están en contacto con niños pequeños es intentar prevenir lo máximo posible. Lo más importante, la medida primordial, es tan sencilla que la subestimamos: hay que lavarse bien las manos y enseñarles a los niños a hacerlo. También debemos explicarles que hay que toser y estornudar tapándose la boca con el antebrazo. Usar pañuelos desechables , no compartir sus utensilios, ventilar la casa y lavar más a menudo ropa y toallas. En los virus gastrointestinales es importante intensificar la desinfección en el baño utilizando lejía» asegura la viróloga del Hospital Materno.

Esos virus gastrointestinales se transmiten por contacto, directo e indirecto. A partir de las manos se tocan todo tipo de elementos. «¿Cómo no va a ser fácil que en una casa con un niño con diarrea terminen todos igual?», se pregunta Angelina Cañizares. Los virus respiratorios se contagian a través de las gotitas que se expulsan al hablar, al estornudar o al toser. «El tema besos merecería un capítulo a parte. Para evitar la transmisión de un virus respiratorio tendríamos que mantener un metro de distancia. Con los niños, lógicamente, es imposible», explica la viróloga que tacha de «temeridad» el gesto de limpiar con la boca el chupete del bebé.

«Además, por necesidades de conciliación, se tiende a que el niño vuelva enseguida a la guardería o el colegio cuando lo ideal es que se quede en casa, al menos, hasta uno o dos días después de que desaparezcan los síntomas», aconseja la viróloga que advierte de que hay que poner especial atención en lo hogares con personas mayores, «hay que extremar la precaución».

¿Hasta cuándo duran esos contagios permanentes? «Hasta los 2 años es el período más crítico pero hasta los 5, los niños tienen más probabilidades de transmitir los virus a las personas que los rodean».