Los porros enganchan cada vez más

Javier Becerra
JAVIER BECERRA REDACCIÓN / LA VOZ

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Los expertos alertan sobre el descenso en la edad de inicio en el consumo del cannabis y advierten de sus consecuencias

16 mar 2019 . Actualizado a las 20:13 h.

En la actualidad se fuman más porros que hace 20 años y desde edades más tempranas. Las estadísticas del Plan Nacional Sobre Drogas hablan de los 18,4 años de media, cuando la pregunta se hace a gente entre 18 y 65 años. Baja a 14,8 años si se hace entre los 14 y los 18. Todo en un contexto en el que las percepción del riesgo desciende y aumenta la tolerancia social.

«Como sociedad hemos sacado el cannabis de la carpeta de drogas duras y lo hemos puesto junto a las drogas legales, como el alcohol y tabaco. Esto hace que no nos preguntemos mucho sobre la sustancia en sí y que vayamos con el piloto automático puesto. Cada vez es más normal ir por la calle, oler a porro y que no pase nada», señala Hugo López, psiquiatra, delegado en Cataluña de Socidrogalcohol y coordinador del proyecto CannaRed.

 ¿Existe la adicción el cannabis?

Pese a la creencia extendida de que no generan adicción, los porros enganchan. Hugo López lo afirma tajante: «Uno de cada diez consumidores se va a enganchar al cannabis. Y, si empieza de adolescente, dos de cada diez». En su experiencia profesional lo ve: «Tras el alcohol, es la primera droga en solicitudes de tratamiento». ¿Es una dependencia psicológica o física? «Predomina lo psicológico, al contrario del alcohol. Alteración del estado de ánimo con irritabilidad y ansiedad son síntomas habituales»

 Aparición de esquizofrenia

«El consumo de porros provoca que la esquizofrenia aparezca antes, que tenga peor pronóstico y que el tratamiento sea peor». López indica que en las enfermedades mentales existen diferentes causas, entre ellas los componentes ambientales: «El cannabis es uno de ellos. Está muy estudiado que, a lo mejor, la esquizofrenia tenía que aparecer en una persona, pero con el cannabis aparece antes. Eso tiene mucho impacto. No es lo mismo un primer episodio de esquizofrenia con 30 años y tu vida más o menos montada que con 16 o 17 años».

¿El consumidor se aísla?OTROS EFECTOS 

«Es el llamado síndrome amotivacional -apunta el psiquiatra-. Hay mucho escrito, pero poco estudiado. No me atrevo ni a confirmarlo ni a desmentirlo. Sí que hay pacientes que hablan de lo que coloquialmente denominan apalanque».

OTROS EFECTOS PERJUDICIALES  

«A nivel de salud mental, lo que está más demostrado es la esquizofrenia, pero se está estudiando su influencia en el trastorno bipolar, depresión y ansiedad. Hay algunos estudios que apuntan que puede tener un impacto, pero no está tan claro como la esquizofrenia, todavía», señala López. Resalta ese todavía: «Llevamos pocos años de investigación en relación, por ejemplo, al tabaco o el alcohol. Esto, al ser un fenómeno más minoritario en nuestra sociedad hasta hace 15 o 20 años, no generó que se haya investigado con la misma intensidad, ni en España ni en el mundo en general». El psiquiatra subraya la relación directa entre el consumo y muchos accidentes de tráfico. También se detiene en el plano físico. «Además de problemas pulmonares, se está investigando su relación con el cáncer de testículos y los problemas cardiovasculares».

 Concentración y memoria

Muchas personas que fueron consumidores de cannabis lo asocian a la pérdida de memoria y capacidad de concentración. «Está bastante claro que el consumo continuado provoca estos problemas -confirma López-. También que el primer mes después de dejar de consumir estos efectos se mantendrían. Mejorarían, pero manteniéndose. La gran incógnita que tenemos es qué pasa después. Solo hay un estudio que se hizo en Nueva Zelanda que decía que podrías perder hasta seis puntos de coeficiente intelectual por el consumo de cannabis, aunque lo hubieras dejado». ¿Las consecuencias son irreversibles? «Lo que yo le digo a los pacientes es que cuando lo dejen van a recuperarse. ¿Cuánto? No lo sé. ¿Todo? No lo sé. Pero se va a recuperar bastante. El tema es parcialmente reversible. Pero ese parcialmente tiene un impacto en tu vida muy grande».

 Cuanto más joven, peor

López recuerda que el cerebro se desarrolla hasta los 25 años. Por ese motivo, todo el consumo que sea anterior a esta edad será mucho más dañino: «Por eso nos preocupa que la edad de consumo haya bajado tanto. Una persona joven con el cerebro en formación nos preocupa mucho más que uno que empieza a los 30. El daño será mucho peor, sin duda».

 Padres y asociaciones

«No ocurre solo con los porros. Existe una normalización muy grande del alcohol. Un chico puede pensar: «Si mi padre se toma una cerveza de vez en cuando ¿por qué no me voy a fumar yo un porro de vez en cuando?»», razona López. En el caso de los porros existe una permisividad inédita: «En las grandes ciudades hay todo el tema de las asociaciones de consumidores que, de alguna manera, nos mueven en una sensación de alegalidad».