Catalanes hartos de Quim Torra

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Quique García | EFE

El presidente de la Generalitat se envuelve en victimismo mientras crece el hastío por su calamitosa actitud

24 mar 2019 . Actualizado a las 10:32 h.

El independentismo se resquebraja a golpe de lazo amarillo. Sus socios de ERC, los radicales CDR y buena parte de la sociedad catalana está empezando a hartarse de Quim Torra, enredado entre lazos y pancartas para retrasar el mandato de la Junta Electoral Central de retirar los símbolos independentistas tras la convocatoria de las elecciones generales. El hartazgo tuvo ayer otro episodio, cuando el grupo antiindependentista Els Segadors del Maresme volcó en la plaza de Sant Jaume, frente al Palau de la Generalitat, una decena de sacas con miles de lazos amarillos que habían retirado en diferentes poblaciones catalanas. Los activistas, que se definen a sí mismos como «un grupo de catalanes fieles, decididos a devolver la neutralidad a nuestras calles», indicaron en Twitter que con esta medida pretenden «demostrar el cinismo de Quim Torra cuando dijo anteriormente en un tuit que teníamos que dejar de contaminar».

Pero Torra sigue a lo suyo, envolviéndose en victimismo para justificar su actitud. Ante un grupo de CDR que le increparon por la retirada de los símbolos y que le dijeron que «eso lo hizo el pueblo», él les respondió: «Yo soy el pueblo». Y en el acto de presentación de la candidatura de Junts per Cataluña en Lleida, apuntó que asumirá «las consecuencias de ser el presidente de la Generalitat de Cataluña». Unas consecuencias que podrían llegar pronto tras la querella de la Fiscalía, que ha iniciado el procedimiento para su posible inhabilitación como cargo público por su demora en quitar de los edificios públicos los símbolos independentistas, tras incumplir los plazos establecidos por la Junta Electoral Central. Y es que Torra mantuvo el pulso durante once días y colgó una nueva pancarta por la libertad de expresión en la fachada del Palau de la Generalitat justo después de que acabara dicho plazo.

Las críticas también se centraron ayer en Pedro Sánchez, a quien la oposición le afea su falta de posicionamiento. El líder del PP, Pablo Casado, acusa al presidente de ser «el responsable» de lo que ocurre en Cataluña, donde le sorprende que no se haya intervenido ya para que «dejen de incumplir la ley». También ironizó con la vuelta del líder de Podemos, afirmando que «no hace falta que vuelva Pablo Iglesias» porque «ya está Sánchez, que es lo mismo». Por su parte Álvarez de Toledo, la cabeza de lista de los populares por Barcelona, reclamó a la Fiscalía que los lazos «se quiten hoy y para siempre».

Desde Ciudadanos la líder en Cataluña, Inés Arrimadas, aseguró que la retirada de los lazos «es una victoria» de su partido, e indicó que Sánchez «no ha movido ni un dedo» para que se quitaran estos símbolos. Su compañero Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, pidió neutralidad a la Generalitat y calificó el conflicto de «ridículo».

Pedro Sánchez argumentó desde Bruselas que su Gobierno, que no admite las críticas de PP y Ciudadanos, no va a hacer nada para «alentar la confrontación» y pondrá su empeño en «buscar soluciones». «La independencia -subrayó- no se va a producir, lo saben la derecha y el independentismo».