Pedro Sánchez acepta el debate a cinco con la presencia de Abascal

Francisco Balado Fontenla
F. Balado MADRID | LA VOZ

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Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal

Ferraz considera que la presencia del líder de la ultraderecha en el plató favorece a los intereses electorales de su candidato

11 abr 2019 . Actualizado a las 21:33 h.

Sánchez acepta el debate a cinco propuesto por Atresmedia y el próximo martes 23 de abril coincidirá en un plató junto a los candidatos Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Iglesias (Podemos) y Santiago Abascal (Vox).

El presidente del Gobierno mantuvo muchas dudas sobre si le convendría aceptar la invitación. Los estrategas de campaña de Ferraz consideran positivo para sus intereses la presencia del líder de la formación ultraderechista Vox, ya que azuzar el miedo a que esta formación pueda determinar el futuro Gobierno constituye una de sus grandes armas de campaña. No obstante, también existía cierto temor a que acudir a este debate a cinco pueda entenderse como la legitimación de Santiago Abascal, presidente de una formación a la que todas las encuestas le dan una considerable representación en el Congreso que se constituirá tras los comicios del 28 de abril, pero que todavía no cuenta con representación parlamentaria.

Por ello, los argumentos que aportan en la dirección del PSOE para justificar su decisión resultan tan rebuscados. Fuentes del comité electoral comentan «la disponibilidad» de Sánchez a mantener un debate con los restantes candidatos a la Presidencia del Gobierno «que representan fuerzas políticas que presentan candidaturas en todas las provincias de nuestro país y que, según la encuesta preelectoral del CIS conocida esta semana, superan el 10% de intención de voto a nivel nacional». Es decir, que en lugar de optar por el debate a cuatro planteado por TVE solo con los líderes de los partidos con mayor representación en la pasada legislatura (dejando fuera a Abascal), ha preferido agarrarse al CIS, institución pública últimamente muy cuestionada al estar bajo la dirección de José Félix Tezanos, hasta hace unos meses integrante de la cúpula del PSOE.

Ante el temor a las posibles críticas que pudieran llover sobre Sánchez por decidir compartir plató con Abascal y ejercer así como altavoz de la ultraderecha, las mismas fuentes socialistas autorizadas por la ejecutiva se escudan en que su partido «siempre ha creído que los debates enriquecen la democracia y suponen una oportunidad inmejorable para que la ciudadanía conozca las propuestas de las diferentes fuerzas políticas. Y, por supuesto, ni el PSOE ni Pedro Sánchez vetan a ningún candidato, por muy lejanas que sus ideas sean de las nuestras», argumentan. 

Varios de los periodistas de RTVE se han mostrado críticos con la decisión del presidente del Gobierno, al entender que su mensaje de defensa de la televisión pública no va de la mano con sus actos, al anteponer sus intereses partidarios a la hora de decantarse por el formato de un grupo privado. 

Cabe recordar que una de las primeras decisiones que Sánchez promovió desde su llegada al Gobierno fue el nombramiento de Rosa María Mateo como presidenta de RTVE, un asunto muy criticado desde la oposición, al entender que estaba colocando a alguien afín con el objetivo de presentar las informaciones de forma sesgada y favorecer la imagen del presidente. Desde este cambio en la dirección, las audiencias de los informativos de TVE han disminuido de forma considerable. El primer canal de TVE se desplomó el pasado febrero hasta su peor dato en los últimos 28 meses.

Tal y como se esperaba, Sánchez rechaza el cara a cara en televisión con Pablo Casado, presidente del PP y líder de la oposición, al entender que esto le daría cierta ventaja entre el electorado de la derecha, cuando su estrategia pasar por dividir el voto entre PP, Ciudadanos y Vox.