La negativa de Torra a la moción de confianza aísla aún más a su Gobierno

Redacción LA VOZ

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Quim Torra perdió el pasado día 4 una moción que lo emplazaba a convocar una cuestión de confianza o llamar a elecciones
Quim Torra perdió el pasado día 4 una moción que lo emplazaba a convocar una cuestión de confianza o llamar a elecciones Quique Garcia | EFE

Sufre el abandono de la CUP, los choques con Esquerra y la división del PDECat

13 abr 2019 . Actualizado a las 09:18 h.

En minoría parlamentaria, sin presupuestos desde el 2017 y con grietas cada vez mayores entre los independentistas: de Junts per Catalunya con sus socios de ERC, pero también con la CUP, que le ha retirado hace tiempo su apoyo en la Cámara catalana. Ese es el escenario que afronta el presidente Quim Torra. Y lo que es peor, la brecha en su propio grupo de herederos de Convergència.

El Parlamento catalán aprobó el pasado día 4 una moción, a propuesta de PSC-Units, que emplaza al presidente catalán a someterse a una cuestión de confianza o a convocar elecciones. En la votación, Junts y ERC se quedaron solos (61 votos), la CUP no participó, y Ciudadanos, comunes, PP y PSC los superaron (62).

Públicamente, Torra le dio poca importancia a su derrota, aseguró que seguirá gobernando y retó a la oposición a presentar una moción de censura, confiado en que los diputados de la CUP entonces sí se posicionarán con él para evitar que el bloque constitucionalista llegase a la Generalitat. Además, Junts no puede contar con los cuatro diputados procesados por rebelión y suspendidos por el Tribunal Supremo que el propio grupo se negó a sustituir: el expresidente catalán Carles Puigdemont, los exconsejeros Josep Rull y Jordi Turull y el exlíder de la ANC Jordi Sànchez. Aunque se aprovecha de los de ERC, porque sí sustituyó a dos de los suyos (el exvicepresidente Oriol Junqueras y el exconsejero Raül Romeva), aunque no a Antoni Comín, que está en Bélgica y no puede votar.

Por su parte, los cuatro diputados cupaires ya no quieren saber nada de los «autonomistas» de la Generalitat, e incluso admiten abiertamente que «el Gobierno no gobierna». 

Contradicción

Torra siempre defendió la prevalencia del Parlamento catalán. A él apeló en numerosas ocasiones como «la voz del pueblo» y se escudó en esa institución para decir que la Cámara decidirá qué hacer si se condena a los líderes del desafío independentista», y muchas otras como que otorgó el mandato del 1-O y que proclamó la DUI. Pero ahora, vapuleado por una moción, asegura que no se sintió «moralmente comprometido» con ella y, como si nada pasase, anunció que su Gobierno presentará en otoño un proyecto de presupuestos, el primero tras los de 2017. Para entonces suenan trompetas de que los catalanes podrían ser llamados a las urnas, aunque todo dependerá de si hay un sorpasso de ERC a Junts el día 28. 

Más estacazos

Al estacazo parlamentario a Torra hay que añadir los choques internos en el independentismo. La relación entre los herederos de Convergència y ERC es agria. Junts per Catalunya ha incorporado como número dos de la candidatura de Puigdemont a las europeas al otrora de ERC Antoni Comín, lo que no ha sido plato de buen gusto para Junqueras. También Roger Torrent (ERC), presidente del Parlamento catalán, recibió una bofetada de la Generalitat. La Cámara aprobó en diciembre su presupuesto para el 2019, 61,1 millones de euros, lo que supone un incremento de 7,5 millones respecto al último, el del 2017. Pero la Generalitat ya le ha comunicado que no cubrirá ese aumento.

A esto se suma la trinchera de los posconvergentes. El ala más moderada, capitaneada por la excoordinadora del PDECat Marta Pascal, quien abandonó su cargo en el partido enfrentada a Puigdemont, ha abierto la puerta a crear una nueva formación, pues «Cataluña no se puede dirigir desde Waterloo, ni se puede regir desde la emotividad desbordada y la antipolítica», dijo. Todo un obús a Puigdemont.