Hallan el fragmento de un cometa en el interior de un meteorito primitivo

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN

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CSIC

El fósil galáctico ofrece claves de la formación del sistema solar

15 abr 2019 . Actualizado a las 19:22 h.

Era un meteorito con sorpresa. Cayó en la Antártida y pertenecía a la colección de la NASA. Pero, aunque fue estudiado en múltiples ocasiones, aún guardaba una sorpresa. Y no pequeña. Tenía dentro el fragmento de un cometa, un hallazgo que demuestra que este tipo de meteoritos, denominados condritas carbonáceas, contienen las claves de la formación del sistema solar. Es, de hecho, un fósil galáctico con materiales de hace más de 4.560 millones de años que revelan la química que había antes de la formación de los planetas.

El descubrimiento, que se ha publicado en Nature Astronomy, fue realizado por un equipo internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Espacio, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Tras un estudio de tres años de la condrita carbonácea La Paz 02342, de la colección antártica de la NASA, los investigadores llegaron a la conclusión de que el fragmento del cometa, de unos cien micras, está compuesto por una mezcla inusual de materiales orgánicos, silicatos amorfos y cristalinos, sulfatos de sodio, sulfuros y granos presolares. Estos últimos sintetizados en estrellas que enriquecieron los materiales primigenios del sistema solar.

Para su análisis se empleó, entre otros instrumentos, un espectrómetro de masas de iones secundarios del Carnegie Institution of Washington (Estados Unidos), que permite el sondeo electrónico a escala nanométrica de la muestra, tanto a nivel isotópico como de estudio de elementos.

«Este fragmento, denominado técnicamente xenolito, posee unas características nada usuales que, según pensamos, se produjeron de la incorporación de materiales primigenios embebidos en hielos», según explica el investigador del CSIC Josep María Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio. «Muchos objetos del sistema solar -añade- poseen una combinación muy diferente a la de los meteoritos a los que estamos acostumbrados. Las condritas carbonáceas, como La Paz 02342, constituyen -añade- un legado fósil de la creación de los planetesimales en su interior, que son capaces de preservar muestras únicas de otros objetos mucho más ricos en materia orgánica y volátiles».

El investigador del CSIC explica que «el asteroide progenitor de esta condrita carbonácea sufrió alteración acuosa, pero afortunadamente no fue extensiva ni homogénea, lo que hizo que se preservasen las condiciones únicas de este clasto cometario». El estudio concluye que este diminuto fragmento no solo incorporó hielos, sino también materiales procedentes del medio interestelar.

Las condritas carbonáceas proceden de cuerpos transicionales, a caballo entre los asteroides y los cometas, que dado su tamaño, inferior a un centenar de kilómetros, nunca se fundieron ni sufrieron internamente diferenciación química como los planetas. Por eso, los materiales que forman estos objetos suelen ser frágiles y no suelen sobrevivir los tránsitos de decenas de millones de años que los transportan desde sus cuerpos progenitores hasta la órbita terrestre y, si lo hacen, se fragmentan y volatilizan en su entrada a la atmósfera a velocidades hipersónicas.