El descontento social empaña los 45 años de la Revolución de los Claveles

Begoña Íñiguez LISBOA / CORRESPONSAL

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Rebelo de Sousa llega con un clavel a la sesión del Parlamento con motivo del aniversario
Rebelo de Sousa llega con un clavel a la sesión del Parlamento con motivo del aniversario ANTONIO COTRIM | Efe

A seis meses de las legislativas, la precariadad, la brecha salarial y el «familiy gate» marcaron los discursos en el Parlamento

26 abr 2019 . Actualizado a las 08:07 h.

Era un día de festejos. Portugal celebraba ayer el 45.º aniversario de la Revolución de los Claveles, que la madrugada del 25 de abril de 1974 dio paso pacíficamente a la democracia tras 40 años de dictadura bajo el régimen de António de Oliveira Salazar. Pero el clima festivo se vio salpicado por la conflictividad política de las últimas semanas.

A menos de seis meses para las elecciones legislativas del 6 de octubre, la fiesta que cada año llena las calles y plazas de claveles rojos, conciertos y actos culturales, ha estado empañada por el descontento social creciente por la precariedad, la brecha laboral y los recientes escándalos del familygate, los enchufes familiares dentro del Gobierno del socialista António Costa, que le han hecho perder popularidad y bajar en intención de voto, aunque lidera las encuestas, por delante del conservador PSD, de Rui Rio.

No hay semana en la que no se programe una huelga de norte a sur del país, protagonizada cada vez por un colectivo diferente. El listado de enfadados es enorme: médicos, profesores, enfermeros, funcionarios o, los últimos por ahora, los distribuidores de combustibles, que hace solo unos días  dejaron desabastecidas a las gasolineras portuguesas y al aeropuerto de Lisboa en plena Semana Santa, afectando de forma notable al turismo.

Por este motivo, la precariedad, los desequilibrios sociales, el descontento de la población y el peligro de los populismos protagonizaron, ayer por la tarde, los discursos de los líderes sindicales Armenio Carlos (CGTP) y Carlos Silva (UGT) al final de los desfiles de Lisboa. Por la mañana, en el Parlamento pronunciaron sus discursos los principales líderes políticos, como su presidente, Ferro Rodrigues, quien alertó «sobre el peligro de los populismos y extremismos en Europa». 

Rebelo pide más ambición

La sesión solemne en la Asamblea de la República estuvo presidida por el jefe del Estado, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, quien recordó ante el Gobierno y los diputados que «no todo está ganado democráticamente en Portugal 45 años después». El presidente afirmó que «más que nunca, necesitamos más ambición tanto en la democracia, como en el crecimiento de nuestra economía, en la cohesión social y en la demografía en Portugal, que no para de disminuir durante los últimos años».

Las declaraciones de Rebelo de Sousa no dejaron a nadie indiferente, ya que se produjeron después de conocerse el informe de la OCDE, que concluye que la desigualdad social y la precariedad en Portugal ha aumentado el último año, disparando la brecha salarial entre pobres y ricos, y entre las diferentes generaciones. Según la OCDE, Portugal es el país de la UE con más empleos a tiempo parcial involuntarios, ya que aunque el paro es solo del 6,3 %, los sueldos son muy bajos y una gran parte de la población tiene que tener varios trabajos para llegar a fin de mes. Además, es el país europeo donde más cuesta encontrar empleo tras ser despedido y ocupa la cuarta posición, detrás de España, en número de contratos precarios respecto a la población activa.