Sánchez y Casado agitan el voto del miedo

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

Pedro Sánchez, con Susana Díaz, en un mitin en Alcalá la Real (Jaén) en abril del 2019
Pedro Sánchez, con Susana Díaz, en un mitin en Alcalá la Real (Jaén) en abril del 2019 José Manuel Pedrosa

El candidato del PSOE advierte del peligro de la llegada de la ultraderecha y el del PP de la ruptura de España y de una recesión económica que promete cortar de raíz si llega a Moncloa

26 abr 2019 . Actualizado a las 08:01 h.

Que viene el coco. Llega la recta final de campaña y los dos líderes con más opciones de ser investidos presidentes del Gobierno durante la próxima legislatura agitan el voto del miedo. El objetivo es atraer al mayor número posible de indecisos, que según las últimas encuestas rozan el 40 % del electorado. Y si hasta la fecha no ha sido posible convencerles mediante las candidaturas, el programa, los méritos y las iniciativas de cada uno, intentar al menos que el domingo reserven un hueco para acercarse al colegio electoral, aunque sea con una pinza en la nariz, y aceptar que a estas alturas la opción menos mala es la única receta para evitar tragedias. Después llegan las lamentaciones.

El juguete de Pedro Sánchez se llama Vox. El presidente del Gobierno solo se decidió a adelantar estos comicios cuando logró encuadrar en la misma foto a Casado, Rivera y Abascal, todavía con el doble acuerdo que firmaron los tres partidos para gobernar en Andalucía muy reciente. El asesor de cabecera de Sánchez, Iván Redondo, logró persuadirlo de que era el momento adecuado para sacar las urnas. Con Podemos herido de muerte, el PSOE capitalizaría buena parte de las muchas papeletas que se pueden pescar con el pánico a la ultraderecha. Y casi desde el mismo momento que convocó las elecciones, la idea fuerza en la campaña de Sánchez ha sido esa: cuanto más ruido haga Vox, mejor le irá al PSOE. Y por eso el propio Sánchez se ha convertido en uno de los mejores altavoces de Abascal, al que ha dado visibilidad en sus calculadas comparecencias en los medios, en todos sus mítines y con el que incluso buscó coincidir en el mismo plató de televisión, asunto que prohibió la Junta Electoral. En el debate del pasado martes hasta mostró a cámara un libro sobre su figura.

«A quienes estén dudando pero tienen claro que el trío de Colón no puede gobernar España, les pido que concentren su voto en el PSOE. Somos los únicos que podemos pararles», repitió ayer reclamando el voto a los que no creían «que Trump iba a ganar, ni que la gente diría sí al bréxit», avivando las brasas del miedo.

Los dos juguetes de Casado

Y si el juguete preferido de Sánchez se llama Vox, Pablo Casado tiene dos que alterna con frecuencia desde el inicio de la campaña: Cataluña y la crisis económica. El primero lo emplea para denunciar las amistades peligrosas del presidente que podrían acabar rompiendo España. El de la tormenta económica que se avecinará con un nuevo gobierno socialista se vio reforzado ayer gracias a la publicación de los datos del paro, que aumenta en 49.900 personas hasta marzo, el peor registro desde el 2013.

Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Casado, en un acto electoral en Barcelona.
Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Casado, en un acto electoral en Barcelona. Quique García | Efe

«Si se vota al PP se creará empleo en apenas unas semanas», prometió el candidato popular en su mitin en Barcelona. Casado garantiza la creación de dos millones de puestos de trabajo a lo largo de la próxima legislatura mediante una «revolución fiscal» en la que destaca la supresión y bajada de todo tipo de impuestos como la mejor vitamina para reactivar la economía. «Por culpa de Sánchez y de sus propuestas demagógicas unas 50.000 personas se han ido al paro», denunció, al tiempo que presumía de los datos positivos de la EPA en Andalucía con el PP en el poder.

Digiriendo la fuga de Garrido

El jefe de la oposición trató de restarle importancia a la fuga del expresidente madrileño Ángel Garrido a Ciudadanos sin entrar a valorar un movimiento al que otros dirigentes en Génova le cuelgan la etiqueta de transfuguismo. El exministro Zoido asciende del puesto 13 al cuatro en las listas para Europa y la vacante será ocupada por Leopoldo López, padre del opositor venezolano del mismo nombre.

Casado ni mencionó a Garrido, pero sí elevó el tono contra el «chaquetero» Rivera, advirtiendo que volverá a pactar con Sánchez si les salen las cuentas. Además del voto del miedo, el PP también lleva recurriendo toda la campaña recurriendo al voto útil.

Mientras tanto, el líder de C’s protagonizó ayer un desayuno informativo en Madrid en el que pidió a los populares que reflexionaran por qué «la gente válida» abandona sus filas. Por su parte, el candidato de Podemos, Pablo Iglesias, pasó buena parte del día en Galicia. Por último, Santiago Abascal concedió una entrevista a Esradio en la que anunció para el domingo que liderará una victoria «sorprendente y apabullante a favor de España».