La nueva era de los datos ilimitados

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

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Maria pedreda

La llegada del 5G obligará a las grandes operadoras a renovar sus redes, pero también las tarifas para sus clientes. Los gigas sin límite se democratizarán y bajarán su precio

06 may 2019 . Actualizado a las 11:15 h.

La sombra del 5G se cierne sobre los consumidores de todo el mundo. La nueva era de las telecomunicaciones está ya a la vuelta de la esquina. Y se las promete revolucionaria. Detrás de este nombre del que llevamos escuchando hablar tantos años se encuentra algo mucho más sencillo de lo que muchos imaginan. El 5G es la quinta generación de las tecnologías de comunicación inalámbrica. O lo que es lo mismo, la conexión a Internet que utilizan los dispositivos móviles que nos permiten conectarnos desde nuestros smartphones a la red desde cualquier lugar del mundo. La esencia es la misma del 4G, la tecnología que existe ya ahora mismo. Pero por detrás hay mucho más. Porque la quinta generación permitirá navegar por el vasto mundo de la red a una velocidad muchísimo mayor a la que existe en la actualidad. Y no solo eso. Porque también permitirá que muchos más dispositivos se conecten al mismo tiempo.

 La aparición de estas nuevas tecnologías permitirá el despegue del mundo hiperconectado. El Internet de las cosas y la inteligencia artificial empezarán a copar poco a poco las diferentes esferas de nuestro día a día. Todo este mundo que pinta el aterrizaje del 5G parece sacado de una película de ciencia ficción o del futuro más lejano. Nada más lejos de la realidad. El 5G empieza ya a estar entre nosotros y en los próximos dos años lo veremos como algo de lo más normal. Llegará pronto. Y lo hará revolucionando desde el transporte hasta el mundo de la salud, pasando por el ocio o incluso el sector servicios.

Ante este horizonte, las telecos se han puesto las pilas. Llega una nueva tecnología a la que hay que adaptarse lo más rápido posible. Porque el que no llegue al final de la carrera con los deberes hechos, tiene muy difícil asegurar su supervivencia. Y para aguantar el ritmo, las grandes compañías tendrán que estirar, y mucho, la cartera. Según un estudio de PwC, en los próximos cuatro años las empresas del sector tendrán que invertir grandes sumas de dinero, que llegarán hasta los 57.000 millones de dólares.

No solo tendrán que innovar en la tecnología. También tendrán que dar un cambio radical a su catálogo de tarifas. Porque las conexiones 5G requerirán que los clientes puedan acceder a una gran cantidad de gigas, que se convertirán en el gran reclamo de los paquetes de las telecos. Se abre así la era de los datos ilimitados. Los paquetes con minutos de llamadas gratuitos dejarán de tener sentido. Todo pasará por Internet. Dejaremos de marcar el teléfono tradicional para conectar con los nuestros a través de videollamadas. Y dejaremos de enviar mensajes para empezar a enviar más vídeos y audios que nunca. Desde hace algunos años los mensajes de texto y las llamadas forman parte poco importante de las tarifas. Con la entrada de una mayor velocidad de la red, entrarán ya definitivamente en su era de extinción.

Ante el futuro, a las operadoras solo les quedan las tarifas de datos. Ante la fuerte competencia y las exigencias del mercado, los consumidores irán viendo que incluso los datos ilimitados irán reduciendo su precio poco a poco. La barra libre de datos por un precio asequible para la mayor parte de los bolsillos está cerca.

Y la peor parte se la llevarán las telecos. Anda el río revuelto para ellas. Los mercados no ven el futuro muy claro. Las grandes empresas del Viejo Continente -Deutsche Telekom, Vodafone, Telefónica, BT, Orange y Telecom Italia- han perdido más de 45.000 millones de euros en capitalización bursátil desde el inicio del 2018. JP Morgan ha puesto el foco incluso en este sector. Un informe de la entidad financiera ponía en duda la deuda de las operadoras y la viabilidad de sus dividendos. El futuro pinta negro. La agencia de calificación crediticia Moody’s aseguraba hace poco que las perspectivas para el sector de las telecomunicaciones se mantendrán estables en el 2019, aunque se volverán cada vez más frágiles. ¿La razón? La misma que apuntan desde otras entidades: la ralentización del crecimiento de los ingresos por el impacto negativo de la fuerte competencia, la regulación y el menor crecimiento económico.

Lo sucedido en la última década no ayuda a ver las cosas con mejor perspectiva. Según los números publicados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), los ingresos del sector han descendido un 40 % en los últimos años. En el 2008, las telecos ingresaban 853 euros de media por cliente. Ahora mismo, la cifra está en 510 euros.

Todas estas tendencias apuntan a que las reglas de juego van a cambiar muy rápido. Y el que no sea capaz de seguir el ritmo, se quedará en el camino.