Iglesias insiste en plantear a Sánchez un Gobierno de coalición «sin ultimátums ni arrogancia» y Cs quiere extender su racha al 26M

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En el partido naranja insisten en reclamar el liderazgo de la oposición por su unidad y centrismo frente a un PP en crisis

07 may 2019 . Actualizado a las 08:20 h.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha defendido ante el máximo órgano del partido, el Consejo Ciudadano Estatal (CCE), reunido en Madrid, su voluntad de trasladarle este martes a Pedro Sánchez la oferta de formar un Gobierno de coalición, progresista y estable que, insistió, «es lo que España necesita». Aunque apuntó que la iniciativa «le toca tomarla al PSOE», la postura del líder de la formación morada no ha variado un ápice desde la misma noche electoral, pese a haber moderado el tono. Así, instó a los miembros del CCE a que respalden su planteamiento, que pasa por ofrecer a los socialistas «diálogo» para formar un gobierno «sin líneas rojas ni ultimátums, sin arrogancia, con claridad y con la verdad por delante».

Pide una nueva etapa de colaboración entre progresistas

«Quiero acudir a la Moncloa, que es donde se me ha convocado, con la voluntad de trasladar al candidato socialista nuestro compromiso de entendimiento y colaboración para hacer un buen Gobierno de coalición que garantice la estabilidad, que asegure políticas de izquierda y que inaugure una nueva etapa de colaboración entre progresistas, que es lo que España necesita», aseveró Iglesias en su intervención.

«Creo que no nos podemos permitir una legislatura como la de los últimos meses», enfatizó, sosteniendo también que el mandato de un Gobierno de coalición es el que salió de las urnas el 28A, y advirtiendo al PSOE de que «no podrá caminar solo, como en otras épocas del pasado». Por ello, subrayó que ahora «toca dejar a un lado la arrogancia en la que todos hemos podido haber caído en algún momento».

De hecho, el giro más moderado en su discurso al apelar a la colaboración con los socialistas se repitió durante toda su alocución, en un mensaje que apelaba tanto de puertas para adentro como al PSOE, que ya ha manifestado su intención de gobernar en solitario y alcanzar con Unidas Podemos únicamente acuerdos programáticos: «Somos conscientes de que todos debemos ceder, debemos escuchar, debemos empatizar para construir una nueva etapa de entendimiento y colaboración».

Podemos Andalucía defiende un acuerdo programático

Ahora falta por ver cómo acogen -y votan- su petición los integrantes del Consejo Ciudadano Estatal, convocado hace justo una semana para analizar el resultado de las elecciones del 28 de abril, en las que Unidas Podemos pasó de tercera a cuarta fuerza política, adelantada por Ciudadanos. Hasta el momento, Podemos Andalucía ya ha avanzado su postura, contraria a la de Iglesias. La organización andaluza apuesta por un gobierno «a la portuguesa», que supondría quedarse en la oposición y alcanzar un acuerdo programático para apoyar la investidura de Pedro Sánchez.

«Es una buena hoja de ruta beber de esa experiencia, que retrata al Gobierno de Sánchez desde fuera y nos otorga más capacidad de influir», ha afirmado en rueda de prensa el secretario Político de Podemos Andalucía, Pablo Pérez Ganfornina, según informa Europa Press. El dirigente ha añadido también que esa postura facilita que «cuando el PSOE no esté dispuesto a hacer ciertas cosas la ciudadanía podrá ver que Podemos marca la diferencia».

Sin embargo, Iglesias no lo comparte. «Desde la comodidad parlamentaria se cambian pocas cosas», aseguró, dejando en el aire otra cuestión: «Si no se pudiese cambiar nada, cómo es posible que la banca diga al PSOE que no gobierne con nosotros o cómo es posible que la CEOE diga que, por favor, Unidas Podemos no esté en el Gobierno».

El líder de la formación morada tampoco olvidó la autocrítica tras los malos resultados electorales, ya que perdieron un millón y medio de votos. La fuga de votantes la achacó, por un lado, a la pésima gestión de las disputas internas del partido y, por otro, «al trabajo de las cloacas del Estado», además de la irrupción de Vox.

Ciudadanos quiere extender su racha al 26M

¡Vamos Madrid!, !Vamos Sevilla!, ¡Vamos A Coruña! ¡Vamos Ciudadanos! El partido naranja ha decidido continuar en la campaña de las elecciones municipales con el mismo eslogan con el que animó a los españoles a votarle en las generales y sobre todo con el mensaje implícito que representa su grito: que continúa creciendo, progresando en las citas electorales y que es el siguiente partido al que le corresponderá gobernar España. Por eso los estrategas de Cs se adelantaron en la misma noche de las elecciones generales a autoproclamar a Albert Rivera como el nuevo líder de la oposición, pese a quedar por debajo de Pablo Casado en 219.423 votos y nueve diputados.

Ciudadanos trata de contraponer la dinámica de un partido que crece en las elecciones (salvo en las del 2016) y que ha avanzado de golpe 25 escaños en el Congreso, doce en Andalucía, once en Cataluña o cinco en la Comunidad de Valencia, frente a la deriva de otro, el PP, con un líder muy cuestionado, que ha perdido 71 diputados y que trata de cambiar de rumbo apresuradamente para volver a girar al centro en un intento desesperado de evitar hundirse aún más.

«Somos el refugio de la igualdad, de la libertad y de la Constitución para millones de españoles y más pronto que tarde vamos a gobernar España» clamó Albert Rivera el domingo, más como proclama de continuidad de una campaña electoral sin fin que como balance de la que ese día finalizaba.

Y conscientes de que en el centro está la virtud electoral en España, además de intentar erigirse en el referente de la oposición, Cs se ha lanzado también a tratar de ocupar todo el ancho posible de ese espacio para no dejar hueco al PP.

«Ciudadanos tiene una estrategia de transferencia de valores de lo obtenido en las generales hacia la campaña de las municipales, tirando de sus resultados pero más aún del sentimiento de vencedores morales en el espacio de centro-derecha», señala el consultor político gallego Santiago Martínez. Añade que le otorga una mayor legitimación no tener su liderazgo interno en cuestión, como sí le ocurre en cambio a Casado. «Si logran darle otro "zasca" al PP en las municipales consiguiendo alguna alcaldía de peso o una comunidad, tendrán aún menos contestación en la disputa de ese liderazgo en la oposición», añade.

«Los bandazos ideológicos y estratégicos han descolocado al PP y sus dirigentes no han sabido leer la situación política de España. Se instalaron en la deriva radical de Casado y han perdido con sus bandazos su espacio en la oposición y nosotros queremos liderarlo, para controlar al Gobierno y sus ocurrencias», alega Beatriz Pino, nueva diputada de Ciudadanos por Pontevedra.

Para ella solo hay en este momento una formación «realmente de centro, que somos nosotros, porque el PP lo mantiene pero solo dialécticamente», añade Pino, que rechaza la posibilidad de que el ascenso de Cs sea fruto de la coyuntura política del momento y por tanto tenga riesgo de desinflarse. «Eso le pasó a Podemos y le pasará a Vox, porque reciben el voto del hartazgo y el enfado sin tener ningún armazón detrás», dice.

Acento en el futuro

La dirección estatal de Ciudadanos incide por otra parte en que su estrategia tiene muy en cuenta presentarse siempre como una opción de futuro y para eso quieren pisar el acelerador y demostrar que van a ser un partido de máximo control de la acción de gobierno y que generará propuestas alternativas para que la ciudadanía pueda ver a Cs como una organización con capacidad ejecutiva y con equipos preparados, «ante un PP que se desmorona», añaden, sumando a ese cóctel las dudas del partido de Casado respecto a su espacio político o el debate sobre la continuidad del presidente popular en su propio partido.

El papel de Arrimadas

«Así como la pelea en las generales se produjo por el espacio de la derecha, ahora lo que se disputa es el centro, y ahí es Cs el que puede alegar más coherencia, pues ha estado en ese ámbito más tiempo durante la pasada campaña, mientras que el PP acabó la campaña ofreciendo ministerios a Vox», valora el politólogo Santiago Martínez.

El papel de Inés Arrimadas merece para él un análisis especial, pues fue puesta en pie de igualdad en la publicidad de Cs tanto en la calle como en los envíos postales remitidos al electorado. «Advirtieron que el votante vio en Arrimadas a la líder de una causa», dice respecto al papel contra el independentismo de la hasta ahora líder de la oposición en Cataluña. «Ella alcanzó incluso mejor valoración que Rivera, por lo que el márketing político la colocó como pieza clave», añade Martínez, que apunta que el resultado de Cs evitó que ahora se hubiera abierto en el partido un debate sobre el liderazgo entre sus principales activos.

Y en Galicia, aunque el mapa político es diferente al estatal, con un PP más estabilizado y con poder todavía desde la Xunta, provincial y en la mayoría de los ayuntamientos, Ciudadanos pretende dar también esa sensación de avance, de aumentar su número de concejales y llegar a ciudades en las que no está para poder jugar incluso a ser clave para conformar el gobierno.