La presunta agredida por el profesor Luciano Méndez no quiere denunciar, pero la Fiscalía actuará de oficio

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

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Álvaro Ballesteros

El ministerio público sostiene su acusación por violencia de género en las declaraciones de los guardias civiles que acudieron a la casa de Teo

11 ene 2022 . Actualizado a las 18:39 h.

Tras su detención en la tarde del miércoles por parte de agentes de la Guardia Civil de Brión por un presunto delito de violencia de género, el polémico profesor de Matemáticas de la Universidade de Santiago (USC) Luciano Méndez Naya ha sido citado esta mañana para un juicio rápido en el Juzgado de Instrucción número 3 de la capital gallega, que es el competente en la ciudad en materia de violencia sobre la mujer.

En la vista no ha podido alcanzarse una conformidad, ya que la presunta perjudicada, la mujer a la que supuestamente Luciano Méndez agredió en una vivienda en la que ambos estaban en Teo, no solo no ha querido denunciar, sino que ha solicitado que se archivasen las actuaciones y que no se acordase ninguna medida cautelar para el profesor, conocido por otros incidentes como el haber hecho comentarios en clase sobre el escote de una alumna, defender en su cuenta personal de una red social a los acusados de la Manada y criticar a la víctima de sus abusos sexuales en Pamplona y, más recientemente, por agredir a dos policías nacionales en los exteriores de la comisaría compostelana.

Ante la negativa de la presunta víctima a denunciar, la Fiscalía ha decidido acusar a Méndez Naya de un delito de maltrato de obra en el ámbito de la violencia de género. Para ello han sido determinantes las declaraciones que han prestado los agentes del puesto de la Guardia Civil de Brión que acudieron a la casa de Teo tras recibir el aviso de la presunta agresión. El asunto será derivado ahora a uno de los juzgados de lo Penal de Santiago.

Méndez Naya estuvo detenido el pasado año tras protagonizar un incidente a la puerta de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Santiago, durante el cual agredió a dos agentes.

No obstante, este profesor de matemáticas ya se había hecho conocido a principios del 2016, cuando realizó comentarios sobre el escote -que le ponía nervioso, dijo- de una de sus alumnas en la Facultade de Económicas, lo que le acarreó la sanción de la USC a dos meses de suspensión de empleo y sueldo, así como una avalancha de críticas de la sociedad gallega e incluso movilizaciones en su contra del alumnado universitario.

No obstante, fueron sus comentarios en apoyo a los integrantes de La Manada -condenados por la Audiencia de Navarra y para los que pedía la libertad- y en los que denigraba a su víctima, los que levantaron el más contundente rechazo social y fuertes críticas desde amplias instancias políticas. Hace un año, Méndez difundió estas manifestaciones en vídeos a través de su perfil de Facebook y se reafirmó en ellas. «A rapaza, chegan alí, déixase facer, evidentemente, e goza. Non vin o vídeo, pero non o preciso. Estou convencido de que polos meus indicios, polo que di a sentenza, a rapaza goza da situación», afirmó en uno de los vídeos.

La USC le abrió un expediente informativo por este caso y lo remitió a la Fiscalía por si de sus manifestaciones pudieran derivarse responsabilidades penales, pero Méndez no fue sancionado porque formuló sus consideraciones sobre La Manada en un espacio privado.

La Universidade tampoco le abrió expediente por la agresión a los dos policías nacionales, ya que el incidente se produjo fuera del horario laboral y de las instalaciones de la institución académica. Luciano Méndez, que se enfrentó con los agentes cuando uno de ellos le fue a advertir de que no podía aparcar su vehículo en el entorno de la comisaría, fue detenido por los delitos de lesiones y atentado a la autoridad.

El historial de incidentes protagonizados por Méndez Naya en los tres últimos años incluye también una supuesta agresión ocurrida en un gimnasio de Santiago. El profesor fue denunciado por un usuario de la instalación al que habría agredido por no dejarle un aparato.