La batalla por el BCE es cosa de hombres

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro PORTEIRO / LA VOZ

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Alemania, Francia y Finlandia aspiran a hacerse con las riendas de la política monetaria

13 may 2019 . Actualizado a las 07:15 h.

La batalla por el trono en el Banco Central Europeo (BCE) ha comenzado sin pistoletazo de salida oficial. El reemplazo de su actual presidente, Mario Draghi, es una carrera de fondo que lleva meses disputándose entre bambalinas. El 31 de octubre termina el reinado del italiano, quien abandonará Fráncfort entre palmas de olivo. Con su ya célebre whatever it takes («el BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente»), Draghi escribió su propia hoja en la historia del proyecto común. Sus palabras sirvieron para extender un cortafuegos eficaz que mantuvo a raya a los buitres que apostaban en el 2012 contra el euro. 

Tardó, eso sí, en sacar la artillería pesada y empezar a hacer magia con su controvertido programa de compra de bonos, aplaudido en el sur y detestado en los países del norte. Su mandato, marcado por una política monetaria más expansiva, flexible y de tipos de interés bajos, incluso negativos para los depósitos, alivió los problemas de crédito de las economías más afectadas por la crisis, pero puso en pie de guerra a algunos de los halcones de la eurozona, que ahora se postulan para tomar el relevo. ¿Quién será el recomendado de Draghi? Y, ¿a quién elegirá el consejo? Es una incógnita. La única certeza es que la contienda será cosa de hombres.

Entre la lista de principales candidatos elegibles no hay ni una sola mujer. Hay que ir hasta el puesto 10 de la encuesta elaborada por Bloomberg para encontrar un nombre femenino. Se trata de la experimentada jefa del FMI, la francesa Christine Lagarde. Su perfil marcadamente político juega en su contra. El BCE seguirá siendo coto exclusivo de hombres: «Hay un gran problema. La verdad es que no lo entiendo. Solo hay una mujer entre los 25 miembros del Consejo de Gobierno», señala el experto del think tank Bruegel Gregory Claeys. Y no será por falta de ellas: «En el FMI, en la OCDE, en la EBA... Hay muy buenas mujeres economistas», señala. 

¿Quién se postula entonces como ganador? Aunque parecía desahuciado, las encuestas han vuelto a aupar al gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, después del capote lanzado recientemente por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, quien dijo de él que «es un banquero experimentado y, por tanto, adecuado». El luxemburgués no aboga por él abiertamente, pero rechaza los ataques de sus críticos más feroces, quienes lo acusan de ser un fundamentalista de la ortodoxia fiscal: «Estoy profundamente en desacuerdo con la opinión de algunas partes del sur de Europa de que un alemán no puede convertirse en presidente del BCE», deslizó. Lo cierto es que su perfil no gusta en el organismo. Es incapaz de acercar posturas y crear consensos. El propio Draghi criticó su actitud de «no a todo». No a la compra de bonos, no al fin progresivo del programa y no a mantener bajos los tipos de interés. ¿Tiene opciones? Muchas si el timón de la Comisión Europea recae en las manos del negociador del brexit, el francés Michel Barnier, y no en las del candidato alemán del PPE, Manfred Weber. El intercambio de cromos estaría casi asegurado para equilibrar el peso de ambas potencias.

 Claeys insiste en la importancia de que sea cual sea el sucesor de Draghi, este «se comprometa a usar todas las herramientas disponibles» para salvar al euro de nuevo si surgen problemas, al estilo del italiano. No excluye a Weidmann, pero cree que el alemán debería ceder si la mayoría del consejo es favorable a mantener una política monetaria más flexible.

Esto es algo que han sabido leer muy bien sus dos rivales finlandeses, el ex gobernador del banco central, Erkki Liikanen, y su sucesor, Olli Rehn. El primero fue uno de los arquitectos del plan de reforma del sector bancario europeo durante la crisis. El segundo, el ejecutor de las políticas de austeridad en el mismo período. Ambos están a favor de mantener los tipos bajos y la liquidez del BCE mientras persista la incertidumbre en la economía, para tranquilidad de los gobiernos de España, Italia o Portugal. «Serían figuras de consenso porque no son tan duros. Lo mismo pasa con el candidato holandés, Klaas Knot, al que se le considera un gran halcón pero que también apoya estas herramientas», explica Claeys.

¿Qué hay de los protegidos del presidente francés, Emmanuel Macron? Benoît Coeuré cuenta con la bendición de Draghi. No en vano, diseñó su programa de compra de bonos y es un experto en operaciones de mercado. No obstante, su elección está descartada si no renuncia antes a su puesto en el Consejo de Gobierno del BCE, un movimiento muy arriesgado. La alternativa es François Villeroy de Galhau, actual gobernador del banco central de Francia, quien también trabajó en la banca privada. La batalla está servida.