Una fuerte tormenta solar afecta a la Tierra

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Podría ocasionar algunos daños menores en los satélites. También permitirá observar auroras boreales en latitudes más bajas

17 may 2019 . Actualizado a las 09:05 h.

Las llamaradas solares tienen algo en común con los asteroides. Ambas son amenazas que más tarde que temprano acabarán afectando a la Tierra. Esto es algo que entendió bien el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama. Durante sus últimos días de mandato aprobó un decreto para crear un protocolo de actuación que debería aplicarse durante una tormenta solar severa. «Las tormentas geomagnéticas son fenómenos que ocurren cuando llega al planeta una gran cantidad de materia de origen solar, típicamente producida por una eyección de masa coronal. Ocurre constantemente a baja intensidad en forma de viento solar y nuestro campo magnético actúa como escudo protector, desviando estas partículas hacia los polos», explica el físico gallego Jorge Eiras. 

El Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos ha informado que el Sol ha registrado hasta cuatro eyecciones de masa desde el pasado 11 de mayo. Una de ellas ha sido más intensa de lo esperado, de categoría 3 en una escala de 5, teniendo en cuenta que el astro se encuentra, dentro de su ciclo natural, en un período de baja actividad. «Ahora estamos pendientes de que puede llegar entre hoy y mañana una cantidad notable de viento solar. De todas formas, es importante destacar que no tendrá ningún efecto sobre las personas ni la tecnología. Estimamos que alcanzará categoría 2. Mientras no llegue a 5 no representa un riesgo real para la órbita geostacionaria. Como mucho podría producir problemas en la emisión de radio y algunos daños menores en algún satélite. Habrá que esperar de todas formas a ver qué pasa», dice Juan Carlos Ramos García, director del grupo de investigación Clima Espacial. «En las últimas semanas se ha registrado una mancha solar con una zona activa, que ha sido el origen de las recientes eyecciones. Esto ya ocurrió en 1997 y 2017. Con todo, que ocurran estos picos de actividad en pleno mínimo solar sigue siendo un misterio para la comunidad científica», reconoce José Ángel Docobo, director del Observatorio Astronómico de Santiago. 

 

El caso del 2012

El 23 de julio de 2012 la humanidad estuvo a punto de regresar a la Edad de Piedra. La Tierra se libró por muy poco del impacto de una potente llamarada solar que fue tan intensa como la que se registró en 1859, conocida como evento Carrington. «No afectó a la Tierra por una semana. El proyectil procedente del Sol impactó en el lugar de la órbita en el que se encontraba la Tierra siete días antes. La National Academy of Science estimó que de haber afectado a nuestro planeta, los costes de la reconstrucción de los daños serían 20 veces mayores que los que implicó el huracán Katrina», confiesa Eiras. Cada vez que el Sol estornuda libera una gran cantidad de energía que alcanza el planeta en unos días. «Cuando esta materia llega a la Tierra, lo cual ocurre constantemente a baja intensidad en forma de viento solar, nuestro campo magnético actúa como escudo protector, desviando estas partículas hacia los polos, y causando las conocidas auroras boreales», añade.

 

Pero como ocurre con las tormentas terrestres o los temporales que afectan a Galicia, hay llamaradas más intensas que otras que viajan por nuestro vecindario cósmico. La posibilidad de que una de ellas impacte en la Tierra representa una cifra a tener en cuenta. La probabilidad de que ocurra en la próxima década está establecida en un 12 %. «Sobre las personas no tendría ningún efecto importante, pero sí podría tenerlo sobre la electrónica. La dependencia tecnológica de la sociedad de mediados del siglo XIX, durante el evento Carrington, era muy baja pero llegó a causar daños muy notables en la línea de morse americana, en la que ardieron varias estaciones. Hoy vivimos en una sociedad hipertecnológica y se asume que los elementos más sensibles serían las comunicaciones y la red GPS. En casos más extremos también se podría ver afectada la red de suministro eléctrico», advierte.