AMLO y la rebelión obrera

Héctor Estepa MÉXICO DF / LA VOZ

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Mario Guzmán

Desde que empezó el año, el Gobierno de López Obrador se ha enfrentado a más de 3.000 amenazas de huelga por los bajos salarios y su decisión de respetar el derecho a la protesta

22 may 2019 . Actualizado a las 07:22 h.

México ha sido, durante las últimas décadas, un país donde las huelgas prácticamente no existían. Cuando se daban, eran duramente reprimidas. Pero eso ha quedado en el pasado. La llegada al poder del izquierdista Andrés Manuel López Obrador ha dado un vuelco al universo de las relaciones laborales en el país centroamericano. Al Gobierno de AMLO, como conocen al presidente la mayoría de los mexicanos, le han explotado en la mesa casi 3.000 amenazas de huelga desde el pasado enero, algo inédito en la historia contemporánea del país.

Las protestas se iniciaron en la frontera norte, donde operan decenas de empresas internacionales, en su mayoría del sector textil y automotriz, por los bajos costes de la fuerza laboral. Más de 30.000 trabajadores de las maquilas estuvieron de huelga durante un mes. Amenazaron con unirse a ellos los empleados de la embotelladora de Coca Cola en la zona, y también 8.000 empleados de Wallmart, el gigante estadounidense de los supermercados.

Las movilizaciones fueron detonadas, aunque parezca contradictorio, por un aumento del salario mínimo aprobado en enero. AMLO cumplía así una de sus principales promesas electorales. Los sueldos base subieron un 16 %, hasta los 0,60 céntimos de dólar a la hora, una paga todavía miserable, que sirve apenas para pagar el alquiler y no morir de hambre.

El Gobierno decidió, además, doblar el sueldo mínimo en los estados norteños, hasta los 1,16 dólares la hora. Pero para los trabajadores de las maquilas y otras grandes empresas no fue suficiente. Muchos ya cobraban 2,5 dólares la hora en las industrias de la frontera norte. En Matamoros, una de las ciudades con más fábricas, los empleados crearon un movimiento, llamado 20/32, para reclamar una subida adicional del 20 % del sueldo mínimo y un bonus anual de 32.000 pesos, unos 1.500 euros. Y cargaron contra los sindicatos tradicionales, que consideran ineficaces, además de aliados de los empresarios.

«Los contratos de las maquiladoras, durante más de veinte años, han sido firmados por un líder sindical a espaldas de los trabajadores y atendiendo a lo que las industrias le piden. Un líder del Estado de Tamaulipas controla toda la contratación colectiva, incluyendo la de Matamoros», explica a La Voz de Galicia Alfonso Bouzas, investigador de la UNAM México.

Los huelguistas acabaron consiguiendo sus objetivos. Dos fábricas, eso sí, se negaron a aprobar las condiciones de los trabajadores, cerrando y despidiendo a unas 1.500 personas. «Se han registrado 2.962 solicitudes de huelga en el primer trimestre del 2019, aunque finalmente solo seis de las mismas maduraron, lo que resalta el efecto negociador de esas convocatorias», destaca Damián Ortega, analista de González de Araújo Consultores.

Los huelguistas no habrían tenido éxito, creen los expertos, si la actitud del Gobierno hubiese sido otra. «Durante treinta años existió una política de absoluto control laboral y salarial, sin huelgas. AMLO, en sus primeras declaraciones, explicitó su compromiso de no reprimir las genuinas acciones de los trabajadores y dijo confiar en que los actores de la producción pudieran ponerse de acuerdo», explica Bouzas, que destaca un importante avance en democracia sindical.

El caso es que los salarios podrían seguir subiendo en México. Y no solo por voluntad de AMLO, sino también del poderoso vecino norteño. El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha criticado ferozmente los bajos sueldos en territorio mexicano, que suponen un gran incentivo para el traslado de fábricas de su país al sur de la frontera. De hecho, la mejora de las condiciones de los trabajadores en México fue uno de los requisitos para la firma del nuevo pacto comercial que une a los dos países y Canadá. «México mantiene el último puesto, el número 37, entre los países que conforman la OCDE respecto a ingresos salariales», recuerda el analista Ortega. La agitada frontera norte ha retomado ya la calma tras las subidas de salarios, pero no se descarta que estallen otros conflictos laborales a lo largo del país.