La legislatura arranca a mamporros

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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J.J. Guillén | EFE

El Congreso vive una sesión constitutiva muy tensa con la entrada de Vox y su choque con los secesionistas

22 may 2019 . Actualizado a las 07:07 h.

A mamporrazos sobre los escaños y a abucheos entre los diputados. Así comenzó a andar la XIII Legislatura. Mucha bronca en la sesión constitutiva del Congreso celebrada este martes. Los 350 diputados salidos de las urnas del 28A asumieron sus actas en una jornada en la que quedó constatado que Sánchez se quedó a un escaño de dominar el Congreso sin la necesidad de recurrir a los independentistas. Este «por los pelos» afloró en la primera votación, cuando los diputados escogieron a la presidenta de la Cámara. Meritxell Batet logró 175 apoyos, a uno solo de la mayoría absoluta, por lo que hubo que volver a votar para decidir entre las dos candidatas con más papeletas, una segunda vuelta en la que se impuso cómodamente a Ana Pastor, que finalmente asumirá la vicepresidencia tercera de la Mesa, el órgano rector de la Cámara en el que Vox se queda sin representación.

Precisamente el debut de la formación de ultraderecha era uno de los puntos más esperados del día. Fuentes parlamentarias advirtieron que se harían notar. Y así lo intentaron desde el primer minuto. Sus 24 diputados se pegaron un buen madrugón para ocupar los escaños que hay justo detrás del reservado al presidente del Gobierno, normalmente destinado al grupo socialista. Pero como en el primer día de colegio, el que primero llega, escoge. Y los primeros en llegar fueron los pupilos de Abascal, que una hora y media antes de que comenzara la sesión ya se hacían fotos dentro del Palacio con su última conquista, tratando de ofrecer la imagen de que son ellos los más férreos marcadores del jefe del Ejecutivo. Lo cierto es que les duró bien poco, porque una de las primeras decisiones que tiene que tomar la Mesa es la de fijar la distribución de cada uno de los 350 diputados para el resto del curso, y Vox tendrá que ingeniárselas para hacer ruido desde el poleiro, el nombre con el que se conoce a las últimas filas, en donde a las cámaras de televisión les cuesta fijar su objetivo.

Los diputados de Vox volvieron a hacerse notar al jurar la Constitución «por España», y tratando de arruinar las fórmulas con las que los diputados secesionistas asumían sus actas a base de golpetazos sobre la noble madera de sus escaños con caras de muy pocos amigos. Tan solo esbozaron una pequeña sonrisa cuando Pablo Iglesias prometió también «por España».

Otro de los puntos de interés de esta jornada estaba en la visita de los cuatro diputados presos. Junqueras, Rull, Turull y Jordi Sánchez aprovecharon el permiso del Supremo para asumir sus actas, saludar a viejos amigos, hacer campaña para este domingo y, de paso, darse un pequeño caprichito, como desayunar con una copa de tinto.

Otra de las novedades fue la presencia del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, que chupaba un habano en el patio entre votación y votación. Parece dispuesto a asumir un papel muy similar al que durante tantos años desempeñó el histórico de la Chunta Aragonesista, Jose Antonio Labordeta. Le falta la guitarra, pero le sobran desparpajo y minutos de tele. «Yo voy mucho a Galicia. Mi mujer es oriunda de A Pontenova, Lugo», comentaba a este periódico.

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