Bélgica se echa en brazos de la extrema derecha

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Varios centenares de «chalecos amarillos» participaron este domingo en una manifestación no autorizada en el centro de Bruselas organizada con motivo del triple escrutinio regional, federal y europeo en Bélgica
Varios centenares de «chalecos amarillos» participaron este domingo en una manifestación no autorizada en el centro de Bruselas organizada con motivo del triple escrutinio regional, federal y europeo en Bélgica JULIEN WARNAND

Separatistas flamencos y ultras xenófobos suman casi la mitad de los votos en las elecciones legislativas

27 may 2019 . Actualizado a las 10:16 h.

«Domingo negro» han bautizado los medios belgas a la jornada electoral que vivió ayer el país. La razón no es otra que el avance imparable de la extrema derecha en el Parlamento federal. La victoria en las urnas se la llevaron los separatistas flamencos de la N-VA (25,9 % de los votos), un partido que arrastra una historia de coqueteos y vínculos con colaboracionistas nazis. La formación abanderada por Bart De Wever mejoró sus resultados respecto al 2014. Lo mismo hizo el partido filonazi Vlaams Belang, que ayer pasó de ser una fuerza denostada y residual a convertirse en la segunda fuerza más votada en Flandes, con el 17,3 % de los votos.

Entre ambos suman casi la mitad de los apoyos, una aritmética preocupante y problemática para la gobernabilidad de la Cámara. «Hay una carrera por ver quien es más radical entre los partidos de la extrema derecha y esto no es una buena noticia. No es bueno para Flandes ni para el país», manifestó el presidente del Partido Socialista belga, Elio di Rupo. Su partido cosechó buenos resultados en Valonia, la región más económicamente deprimida.

A pesar del impulso de las urnas, el partido solo pudo recabar alrededor del 10,1 % de los votos, lo que la convertiría en la quinta fuerza de mayor peso parlamentario, a la espera del recuento total. Los conservadores flamencos de la CD&V (12,93 %) y sus compatriotas liberales del Open VLD (11,30 %) registraron una ligera mejora respecto al 2014 logrando el tercer y cuarto puesto respectivamente.

Los verdes cobran fuerza, pero no lo suficiente como se anticipó en los sondeos. Los ecologistas del Groen no llegan al techo del 10 %. La caída más notable es la del liberal MR del primer ministro Charles Michel, que apenas logra seguir la estela de los ultranacionalistas, socialistas y verdes.

 El fin del cordón sanitario

El paisaje político que dejan estas elecciones es la de un Parlamento enormemente fragmentado donde los partidos xenófobos podrán seguir marcando la agenda so pena de desestabilizar al país. A pesar de sus semejanzas ideológicas y su preocupación común por cerrar fronteras a los inmigrantes, la N-VA todavía se resiste a levantar el veto a formar Ejecutivo con el Vlaams Belang, ahora fuerza determinante. Nadie, en ningún espectro político quiere negociar con ellos. Las cosas podrían cambiar a partir de hoy: «Esto demuestra que hay que poner fin de una vez por todas al cordón sanitario», exigió el cabeza de lista de los ultraderechistas flamencos, Philip De Winter.