El rey Juan Carlos se despide de la vida pública en Aranjuez

La Voz REDACCIÓN

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Ismael Herrero

El monarca dice adiós cinco años después de su abdicación

02 jun 2019 . Actualizado a las 20:08 h.

El rey Juan Carlos ha celebrado este domingo un almuerzo privado en la localidad madrileña de Aranjuez con familiares y amigos con motivo de su decisión, a partir de esta jornada en la que se cumplen cinco años de su abdicación, de dejar de presidir actos institucionales. Se trató de una comida previa a su asistencia en la plaza de toros de Aranjuez a una corrida por las fiestas de San Fernando y con la que se rinde homenaje a su madre, María de las Mercedes.

Don Juan Carlos ha llegado a los Jardines Oñate, lugar en el que ha organizado este almuerzo, poco antes de las 15:00 horas en el asiento del copiloto de una furgoneta  vehículo. Antes de acceder al recinto, vetado a los medios de comunicación, ha bajado la ventanilla del coche y ha saludado con la mano a los informadores apostados en la puerta de acceso.

Ante las preguntas de los informadores por el hecho de que haya decidido dejar a partir de este domingo su agenda institucional, se ha limitado a saludar de nuevo. 

Desde una hora antes han ido llegando los invitados a este evento y se ha podido ver cómo en el interior de sus coches accedían, entre otros, la infanta Pilar de Bordón, hermana del rey. Entre los asistentes previstos en la comida estaban también la infanta Elena y María Zurita, hija de la infanta Margarita.

Tras el almuerzo, la mayoría de sus participantes acompañaron al rey a la plaza de toros para asistir a la corrida que ha presidido y en la que los aficionados han querido rendir homenaje a don Juan Carlos con motivo de su retirada, a partir de este domingo, de la vida pública.

Felipe VI le mantendrá una asignación aunque no represente a la Corona

Hace cinco años, cuando Juan Carlos I dio un paso atrás y cedió el testigo a su hijo, Felipe VI, se abrieron muchas incógnitas sobre cuál sería su papel a partir de entonces y si mantendría el título de rey o utilizaría el de Conde de Barcelona, el mismo que adoptó don Juan hasta su muerte en 1993. Ahora, tras anunciar su decisión «firme y meditada» de abandonar su actividad institucional, surgen otros muchos interrogantes sobre cómo será su jubilación. Mantendrá la consideración de rey y capitán general de las Fuerzas Armadas en la reserva, así como el estatus jurídico que ha tenido desde su abdicación, cuando quedó aforado ante el Tribunal Supremo. Pese a haber cancelado su agenda institucional, don Juan Carlos percibirá en su integridad la asignación económica prevista para este año que, según queda reflejado en los Presupuestos Generales de Estado, asciende a 194.232 euros brutos. En Zarzuela no se plantean cambios «inmediatos» y aplazan estos hasta el 2020, cuando se vuelvan a aprobar las partidas destinadas a la Casa del Rey. Al dejar de desarrollar actos oficiales, los recursos humanos y presupuestarios de los que dispone el rey emérito -cuenta con un despacho propio para atender sus tareas en el Palacio Real y una secretaría oficial- podrían modificarse. En todo caso, la última palabra la tendrá Felipe VI, que es el que administra el presupuesto de la institución. Fuentes de la Zarzuela no descartan que el exjefe del Estado tenga una asignación vitalicia, aunque de menor cuantía que la actual, a semejanza de la que tienen los expresidentes del Gobierno, que ronda los 75.000 euros anuales según se incluye en el último proyecto presupuestario.

A partir de ahora don Juan Carlos desaparecerá de la agenda de la Familia Real que se distribuye cada semana a los medios de comunicación aunque, en el caso excepcional de que el rey precisara de su presencia, podría volver a representar a la Corona. Desde que le cediera la corona a Felipe VI, la actividad de don Juan Carlos ha sido más bien discreta. En estos cinco años su misión de mayor relevancia institucional ha sido representar a España en las tomas de posesión de los presidentes latinoamericanos. Una tarea que él había ideado previamente para que su hijo, el entonces príncipe de Asturias, conociera y fuera conocido en América Latina. Pero la presencia del rey emérito se reveló un sinsentido, y en los últimos relevos presidenciales delegó en la entonces presidenta del Congreso, Ana Pastor. En el 2015 estuvo presente en 21 actos entre inauguraciones y encuentros deportivos, mientras el juicio del caso Noós se aproximaba inexorablemente y el Supremo inadmitía una demanda de paternidad contra él. Su agenda siguió la misma tónica en el 2016, con otros 21 actos y cogió carrerilla en el 2017, cuando el padre de Felipe VI protagonizó hasta 28 actos y una ausencia sonada: no estuvo en los actos de aniversario por los 40 años de democracia. «Hasta han invitado a las nietas de 'La Pasionaria'», dicen que llegó a comentar el Rey emérito a sus más íntimos.

Rehabilitación pública

Un desplante que Zarzuela trató de enmendar en el 2018 cuando diseñó un plan de actividades para reivindicar la figura de don Juan Carlos tras casi cuatro décadas de servicio al país. El rey emérito volvió a la foto de la Pascua Militar, regresó a la misa de Palma y recibió su gran homenaje en la conmemoración del 40 aniversario de la Constitución, en diciembre pasado. Pero la intención de rehabilitar la imagen de don Juan Carlos se dio de bruces con un sonoro obstáculo en verano, tras publicarse unas grabaciones en las que la princesa Corinna confesaba al comisario Villarejo haber hecho de testaferro del que definió en su día como «amigo íntimo». Desde entonces las actividades oficiales del rey emérito han sido esporádicas y se han sustituido por salidas a navegar en compañía de amigos o festivales taurinos, en los que se le ha visto acompañado de la infanta Elena o de sus nietos Froilán y Victoria. El adiós de don Juan Carlos coincide además con el despegue institucional de su nieta, la Princesa de Asturias, que va cobrando presencia en un marco de futuro para el que está siendo preparada.