Pfizer ocultó que un fármaco suyo podría frenar el alzhéimer

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN

ACTUALIDAD

x

Alega que dudaba de sus resultados, por lo que no quiso invertir 70 millones en un ensayo clínico, pese a que otros investigadores estaban dispuestos a profundizar en el estudio

06 jun 2019 . Actualizado a las 18:38 h.

Un fármaco que pueda frenar o ralentizar el desarrollo del alzhéimer. Es el gran objetivo desde hace muchos años de la comunidad científica internacional y de las grandes farmacéuticas. Aunque hasta el momento sin gran éxito. Pero, ¿y si ya existiera? O, si al menos, pudiera presentar el potencial necesario para detener el avance de la forma más común de demencia. Pues el medicamento existe. Se trata de Enbrel, un potente inflamatorio indicado para tratar la artritis reumatoide que también podría reducir el riesgo de alzhéimer en un 64 %. Mucho más de de lo que hasta ahora se ha logrado. Solo que la compañía que lo ha desarrollado, Pfizer, ha mantenido oculto durante años su posible uso para la enfermedad neurodegenerativa. Es lo que ha denunciado el Whashington Post en una investigación que ha sido reconocida por la propia farmacéutica.

«Enbrel podría, potencialmente, prevenir, tratar y retardar la progresión de la enfermedad de alzhéimer de forma segura», según se recoge en una presentación preparada por el comité interno de Pfeizer a principios del 2018. El hallazgo fue debatido de forma interna desde el 2015, cuando se empezó a ver el potencial del fármaco para la demencia, hasta el 2018, cuando se dio el carpetazo. ¿Por qué, entonces se ocultó su potencial beneficio para el alzhéimer? La compañía alega que para comprobar su efecto en humanos sería necesario poner en marcha un costosísimo ensayo clínico valorado en 71 millones de euros. Sin embargo, y según sus datos preliminares, no se atrevió a asumir la inversión porque dudaba de sus resultados y tomó la decisión basándose en sus «rigurosos estándares científicos». También indicó que el medicamento biológico, tal y como estaba planteado, no actuaba directamente sobre el cerebro, con lo que entendía que sus efectos serían muy limitados.

A la vista de estos datos, Pfizer no solo decidió no seguir investigando, sino que también optó por ocultar su investigación. Y ello, según denuncia The Washington Post, pese a que a los investigadores de la compañía instaron a la dirección a impulsar el ensayo clínico y a probar el fármaco en miles de pacientes para demostrar si lo que mostraban los indicios se confirmaba o no. Y en este punto es en e que se ha iniciado la polémica. ¿Por qué se ha ocultado la investigación de un fármaco que potencialmente podría servir para detener el alzhéimer? Es la crítica que han realizado los investigadores, que se agarran a cualquier posibilidad para hacer frente a una enfermedad neurodegenerativa para la que prácticamente no existe ningún fármaco que la detenga.

Pfizer alega que, de seguir por su camino, se habría llevado a los investigadores de todo el mundo a un camino equivocado. Pero aquí es donde surge el desacuerdo. «Disponer de esos datos sería útil para la comunidad científica. Todos los datos, sean positivos o negativos, nos dan más información para tomar mejores decisiones», destacó Keenan Walker, profesor de medicina de la Universidad Johns Hopkins. «Por supuesto que deberían haberlo hecho. ¿Por qué no?», dijo Rudolph E. Tanzi, un destacado investigador de la enfermedad y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

Bastaría con que Pfizer publicase los datos que tenía a su disposición para que otros investigadores de todo el mundo intentaran aprovecharlos, con sus aciertos o sus errores. Y más en el caso de una enfermedad que, con el envejecimiento de la población, amenaza con convertirse en una auténtica epidemia capaz de quebrar los sistemas sanitarios de los países.

La patente del medicamento Enbrel, ahora utilizado para la artritis reumatoide, ha caducado, lo que reduce para la empresa los incentivos en nuevas investigaciones sobre este inflamatorio.