El bloqueo de la vía navarra obliga a Sánchez a contar con los independentistas catalanes o Bildu

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Juan Carlos Hidalgo | EFE

Los socialistas han dado a Geroa Bai la presidencia del Parlamento autonómico

19 jun 2019 . Actualizado a las 21:21 h.

Cerrojazo a la vía navarra para la investidura de Pedro Sánchez. Salvo giro inesperado de última hora, los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro votarán en contra de la reelección del candidato socialista a la presidencia del Gobierno, por lo que a Sánchez no lo quedará más remedio que buscar el apoyo de las formaciones secesionistas catalanas o Bildu; o bien convencer al PP o a Ciudadanos para que se abstengan y evitar así una nueva convocatoria electoral.

La opción navarra ha quedado desbaratada este mediodía con la elección de la presidencia de la Mesa del Parlamento de la Comunidad Foral. El PSN tenía la llave para facilitar que el órgano de la Cámara autonómica fuese dominado por Geroa Bai o por Navarra Suma (coalición integrada por UPN, PP y Cs), y tras una vertiginosa negociación, los socialistas navarros han decidido, no sin una buena dosis de suspense, que el nacionalista Unai Hualde saliese elegido presidente del Legislativo gracias a la suma de sus votos a los de EH Bildu -que consigue una secretaría de la Mesa-, Podemos e Izquierda-Ezkerra.

Esta votación es tan solo el preámbulo de la que se celebrará los próximos días para la elección del presidente navarro, pero todo invita a pensar que se mantendrán los dos bloques perfectamente alineados, por lo que la socialista María Chivite acabará asumiendo el mando de la Comunidad Foral. Como consecuencia directa, Sánchez se quedará sin los apoyos de los dos parlamentarios de UPN en Madrid, ya que esta formación exigía como requisito indispensable para facilitar su investidura que los socialistas permitieran un ejecutivo autonómico liderado por Navarra Suma. Además de estos dos apoyos, Sánchez necesitaría la complicada abstención de Coalición Canaria para lograr ser elegido presidente en una segunda vuelta en la que se requieren más síes que noes, ya que los presumibles votos favorables de Podemos, PNV, PRC y Compromís continúan siendo insuficientes.

El PSOE se queda sin moneda de cambio con los regionalistas. Y con la vía de una abstención del PP o Cs casi descartada, el único camino transitable vuelve a ser el mismo que adoptó en la moción de censura con la que logró desalojar a Rajoy del Gobierno: los secesionistas catalanes o Bildu. Conscientes del desgaste que provocan estos apoyos, desde Moncloa y Ferraz siempre han transmitido su intención de dejar de depender de estas fuerzas, pero finalmente a Sánchez no le quedará más remedio que volver a sentarse en la mesa con los interlocutores de Puigdemont y Junqueras. O eso, o repetición electoral en otoño.

Entre el referendo y el indulto

El diputado de ERC Gabriel Rufián se mostró abierto a negociar la bendición de su grupo para que el candidato socialista logre renovar la presidencia, aunque ya advirtió que hay un peaje que pagar, que no es otro que «gestos» por parte del Gobierno de cara a la celebración de un referendo para la independencia. Además, estos hipotéticos apoyos de ERC a Sánchez están estrechamente vinculados con la sentencia que dictará el Supremo a la vuelta del verano sobre los dirigentes independentistas. Uno de ellos es el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, que se enfrenta a 25 años de prisión por su papel en la declaración de independencia proclamada por el Parlamento catalán a finales del 2017. A lo largo de toda la campaña electoral, Sánchez rechazó en un sinfín de ocasiones pronunciarse sobre la posibilidad de proponer o no un indulto para los secesionistas.