El BCE y la banca se enzarzan a cuenta de los tipos negativos

Ana Balseiro
Ana Balseiro SANTANDER / LA VOZ

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El sector dice que hunde la rentabilidad, y Luis de Guindos pide fusiones

21 jun 2019 . Actualizado a las 01:19 h.

El sector financiero y el Banco Central Europeo (BCE) coinciden en señalar la baja rentabilidad del negocio como el «principal riesgo» para el sistema financiero, pero difieren en los motivos. Mientras que los banqueros echan la culpa de esa escasa rentabilidad a la política de bajos tipos de interés del BCE, este lo niega y sitúa la responsabilidad en los gestores, asegurando que el problema es de costes, por lo que les insta a mejorar su eficiencia con más fusiones que reduzcan el exceso de capacidad que aún tiene el sector. Así lo aseguró este jueves en Santander el vicepresidente del BCE y exministro de Economía, Luis de Guindos, en el curso de verano que, sobre finanzas sostenibles, organizan la Asociación de Periodistas de Información Económica y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con el BBVA.

«Los bajos tipos no son la causa de la baja rentabilidad de la banca por una razón importante: han generado una recuperación económica que ha permitido reducir los préstamos dudosos, además de un incremento de la demanda de crédito», aseguró, para dejar claro que el objetivo de la política monetaria del BCE «es la estabilidad de precios, no la rentabilidad de los bancos».

La postura de De Guindos -idéntica a la del gobernador del Banco de España- choca, sin embargo, con la expuesta en el mismo foro esta semana por diferentes banqueros, a los que ayer se sumó José María Roldán, presidente de la patronal bancaria.

Preguntado sobre cuál de las dos posturas es la real, Roldán arguyó que no cree que haya dos versiones, sino «confusión». Consideró «perfectamente compatible» que el BCE aplique una política monetaria para devolver la inflación al 2 %, con que los tipos negativos no sean buenos para los márgenes bancarios.

Las «contradicciones» del BCE

«El negocio de la banca es tomar prestado en el corto plazo para prestar en el largo. En la medida que una política monetaria expansiva aplana la curva de tipos, esa transformación de plazos deja de tener valor, es obvio», resumió, quejándose de lo «contradictorio» que resulta que el BCE, por un lado, aliente la demanda de crédito con los tipos bajos, empujando a la banca a prestar más, y por otro le requiera mayores niveles de capital, «constriñendo las posibilidades de que aumenten el crédito».

En cualquier caso, que entidades financieras vean reducidos sus ingresos no significa, y así lo defendió De Guindos, que desde un punto de vista global la política de tipos cero haya sido más negativa que positiva para el sector. Y es que -recordó el exministro- la recuperación económica impulsada por los tipos bajos facilitó la reducción de los niveles de provisiones de la banca, lo que redunda en la mejora de sus márgenes.

El vicepresidente del BCE dejó claro que el sector tendrá que hacerse a la idea de que el escenario no cambiará hasta, al menos, dentro de un año, el nuevo horizonte fijado por Draghi para evaluar una subida. Por ello instó a las entidades, en un entorno de desaceleración global y riesgos potenciales como el brexit o la guerra comercial, a reforzar su solvencia y mejorar su rentabilidad (la media está en torno al 6 % y los inversores demandan entre el 8 y el 10 %). ¿Cómo hacerlo? Planteó reducir más el crédito dudoso y, especialmente, los costes, resultado de un exceso de capacidad. Es decir, más fusiones, tanto domésticas como transfronterizas, aunque estas últimas se vean dificultadas por las diversas normativas nacionales.

Más allá de su visión irreconciliable sobre los efectos de los tipos negativos, BCE y banca sí coincidieron en descartar que las entidades comiencen a cobrar a los clientes por sus depósitos.