El 19 de julio gana puntos para la sesión de investidura

Francisco Balado Fontenla
F. Balado MADRID / LA VOZ

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Un consejo en Bruselas pospone los planes iniciales de Sánchez, que tenía fijada la semana previa

21 jun 2019 . Actualizado a las 07:21 h.

Desde el mismo instante en el que se constituyeron las Cortes, fuentes tanto de la presidencia del Congreso como de la presidencia del Gobierno apuntaban con determinación hacia la segunda semana de julio como la fecha más propicia para que se celebrase el pleno de investidura. Sin embargo, en las últimas horas parece haber ganado puntos la siguiente semana, la que comprende desde el 15 al 19. Este posible cambio responde a un nuevo imprevisto en la agenda del candidato, que como presidente en funciones tendría que acudir a Bruselas el 10 de julio para participar en el consejo extraordinario en el que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se repartirán los altos cargos.

De este modo, y a falta de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, cierre la fecha con Sánchez, el pleno arrancaría el martes 16 con la intervención del candidato socialista presentando su programa de Gobierno y solicitando el apoyo del resto de grupos de la Cámara Baja. Al día siguiente, el miércoles 17, se celebraría la primera votación, en la que Sánchez necesita la mayoría absoluta del hemiciclo (176 votos) para salir investido. En caso de no lograrlo, volvería a disponer a las 48 horas (el viernes 19) de una segunda oportunidad en la que le sería suficiente reunir la mayoría simple, es decir, más síes que noes. 

La cuenta atrás para el 10N

Si también fracasase en esta segunda intentona, algo que dependerá fundamentalmente de la posición que tomen ERC y Bildu, se activaría la cuenta atrás de dos meses desde la primera votación (miércoles 17) para las rondas de consultas con el rey y las propuestas de candidatos que fueran oportunas. De seguir sin reunir los suficientes apoyos, la Constitución recoge la disolución de las Cámaras y una nueva convocatoria electoral 54 días después de la frustrada votación.

Es decir, que los españoles podrían ser de nuevo llamados a las urnas el próximo 10 de noviembre, algo que todas las fuerzas políticas rechazan. Parte de la estrategia de Sánchez pasa por cocinar los pactos de investidura a fuego lento, consciente de que a sus potenciales aliados no les beneficiaría una nueva repetición electoral, aunque él también pondría en juego la Moncloa.