La muerte de la pequeña Valeria se convierte en un símbolo del drama migratorio

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

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Un padre y su hija de menos de dos años perdieron la vida al intentar cruzar el río Bravo cerca de la ciudad mexicana de Matamoros
Un padre y su hija de menos de dos años perdieron la vida al intentar cruzar el río Bravo cerca de la ciudad mexicana de Matamoros Abraham Pineda-Jácome | Efe

Los niños hacinados en centros de detención en  la frontera conmociona Estados Unidos

26 jun 2019 . Actualizado a las 12:24 h.

Europa tiene el Mediterráneo y Estados Unidos el río Bravo. Europa recibió la bofetada de la foto del niño sirio Aylan Kurdi ahogado en una playa; Estados Unidos, la del cadáver de Valeria, de un año y once meses, abrazada a su padre. Ni los Gobiernos europeos reaccionaron de forma compasiva ni la Administración Trump es precisamente un dechado de empatía. A las duras políticas de Washington se le ha sumado en estas últimas semanas las complicidad mexicana, con el despliegue de tropas tanto en el sur como en el norte de México. El Gobierno de López Obrador busca aplacar la furia arancelaria de Trump y reducir de manera drástica la llegada de emigrantes.

La tragedia de Valeria y su padre, Óscar Alberto Martínez, de 25 años y origen salvadoreño, se gestó en la desesperación por la espera. Según relató Tania Vanessa Ávalos, madre y esposa de los fallecidos, los tres llevaban dos meses esperando en Matamoros su turno para solicitar asilo en EE.UU. La lentitud del proceso (apenas se gestionan un puñado de peticiones a la semana) y la falta de perspectivas les llevó a la decisión de intentar cruzar el río para entregarse a las autoridades estadounidenses. Fue Tania la que alertó de que el río se había llevado a Óscar y Valeria, que no pudieron ser localizados hasta el día siguiente. Las circunstancias están todavía por aclararse.

Ese mismo domingo, una mujer y tres menores fueron encontrados sin vida en otro punto de la frontera, en las cercanías de la localidad texana de Misión. De origen guatemalteco, fallecieron aparentemente a consecuencia de las altas temperaturas y la deshidratación. A pesar de que Guatemala es uno de los países de los que más emigrantes se desplazan hacia EE.UU., la Administración Trump pretende que se declare tercer país seguro y asuma a los peticionarios de asilo procedentes de Honduras y El Salvador. 

Condiciones insalubres

Entrar a Estados Unidos huyendo de la miseria y la violencia no garantiza escapar del horror. Tras visitar un centro de detención en Clint, Texas, un grupo de abogados denunció las condiciones de insalubridad en la que se encontraban centenares de menores detenidos allí. Pequeños de siete y ocho años haciéndose cargo de bebés que no conocen y sin pañales, niños sin duchar durante semanas por falta de jabón o toallas. Los abogados que hablaron con los menores comentaron que incluso algunos de ellos se dormían durante las entrevistas por la falta de sueño. Una niña describió así la situación: «Un agente de fronteras vino a mi cuarto con un bebé de dos años y nos preguntó quién quería hacerse cargo de él».

La denuncia, amplificada por los medios, logró que inicialmente unos 250 menores fueran reubicados en otros espacios. Sin embargo, un funcionario de aduanas, que habló con los medios bajo condición de anonimato, además de negar el fundamento de la denuncia, aseguró que cien de ellos ya han sido devueltos a Clint.