Sánchez convoca otra ronda de contactos para tratar de desbloquear la investidura

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, con Pablo Casado en el Congreso de los Diputados el pasado día 11 para hablar sobre la investidura
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, con Pablo Casado en el Congreso de los Diputados el pasado día 11 para hablar sobre la investidura Jesús Hellín | EUROPA PRESS

Valls pide a populares y naranjas que apoyen al PSOE ante la «emergencia nacional»

01 jul 2019 . Actualizado a las 12:26 h.

Después de más de dos meses de las elecciones generales, el reloj de la investidura se pone en marcha. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunciará este martes la fecha de la votación, en la que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, no tiene por ahora garantizada la mayoría suficiente para sacarla adelante. En la Moncloa esperan, sin embargo, que esa cuenta atrás del cronómetro sirva para ablandar la postura inflexible del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que rechaza apoyar a Sánchez si no hay Gobierno de coalición, y también la del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que descarta abstenerse

Presión sobre Iglesias y Rivera

A la espera de que llegue ese momento, Sánchez elevará la presión sobre ambos convocando una nueva ronda de contactos políticos en la Moncloa, en la que él mismo recibirá al líder del PP, Pablo Casado, además de a Rivera e Iglesias, mientras que la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, se reunirá con el resto de fuerzas. El líder socialista tratará de transmitir así la idea de que la urgencia de formar un Gobierno va más allá de sus intereses personales, de que bloquear su investidura sería muy negativo para España y de que quien lo haga estará demostrando no tener sentido de Estado.

En ese debate irrumpió ayer de nuevo el ex primer ministro francés y concejal de Barcelona Manuel Valls, quien aseguró que España afronta una «emergencia nacional» y que por ello «PP y Ciudadanos deben apoyar de una forma u otra a este Gobierno». En una entrevista en La Vanguardia, Valls no descarta incluso ser miembro de un Ejecutivo del PSOE. «No creo que sea el momento de plantear mi participación», dice. «¿En el futuro? Siempre estaré dispuesto a trabajar por la unidad de España», añade, sin embargo, a continuación.

Pero toda la presión está sobre el líder de Unidas Podemos, porque la posibilidad de que el PP o Ciudadanos den un giro radical para acabar facilitando las cosas a Sánchez es casi nula. Con ese propósito de presionar a Iglesias, desde la Moncloa insisten en asegurar que no habrá segunda oportunidad y que si Sánchez pierde la primera votación de investidura, en la que necesita la mayoría absoluta, y también la segunda, en la que basta tener más votos a favor que en contra, no habrá segunda oportunidad tras el verano y España irá a una repetición de las elecciones. Pero, incluso en el caso de que consiguiera ganar el pulso a Iglesias, Sánchez necesitaría todavía lograr la abstención de ERC, que ha advertido de que no será gratis.  

Casado no teme una repetición

Conscientes de la presión a la quiere someterlos Sánchez con la nueva ronda de contactos y el anuncio de la fecha de investidura, Cs y el PP tratan de cargarse de razones para votar en contra. El líder popular, Pablo Casado, confirmó que acudirá a la nueva llamada de Sánchez, pero señaló que no le apoyará en ningún caso. Y, aunque añadió que sería «una irresponsabilidad» ir a nuevas elecciones, advirtió de que el PP no teme ese escenario. La portavoz de Cs en el Senado, Lorena Roldán, aseguró también que los «últimos movimientos» de Sánchez, entre los que incluyó los «pactos de la infamia» en algunos territorios como Navarra, o la reciente entrevista en RTVE al líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi «justifican todavía más» la negativa a abstenerse para que el líder del PSOE pueda gobernar. Por el contario, el eurodiputado de Ahora Repúblicas, la coalición en la que se integra EH Bildu, Pernando Barrena, señaló que su partido va analizar «cuál es la opción menos mala» a la hora de votar en la sesión de investidura.