Bolsonaro se queda sin el tanto de la reforma de las pensiones

Miguel Piñeiro Rodríguez
miguel piñeiro BRASILIA / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Luis Macêdo | EFE

El Congreso aprobó el proyecto económico de la legislatura y robó el protagonismo al presidente brasileño

12 jul 2019 . Actualizado a las 10:55 h.

La reforma de las pensiones en Brasil salió adelante en una maratoniana sesión este miércoles con un resultado mucho más abultado de lo previsto. Con 379 votos a favor y 131 en contra, la gran medida económica de la joven legislatura del presidente Jair Bolsonaro entra en vigor en su texto base, con más debates estos días en el Congreso de los Diputados y en el Senado para afinar enmiendas. Un marcador rotundo que sorprendió a muchos, incluso a miembros del Gobierno, empezando por el propio Bolsonaro, que no pudo celebrar una de sus metas principales porque el protagonismo se lo robó el presidente del Congreso, Rodrigo Maia.

«Es un día histórico. Muchas veces, se critica a los líderes del Parlamento, se les falta al respeto. Pues son esos líderes los que están cambiando Brasil. El Congreso ha recuperado una importancia que no tenía desde hace 30 años», dijo entre lágrimas Maia, en un insólito discurso de 16 minutos tras la aprobación de la reforma de las pensiones. Ovacionado, con pequeñas banderas de Brasil agitadas en los escaños y tras Maia, el presidente del Congreso (que ocupa el cargo desde el 2016) maniobró mejor que Bolsonaro o su ministro de Economía, Paulo Guedes, para sacar adelante la medida, descafeinada respecto a lo que pretendía el Ejecutivo, que quería ahorrarse 3 trillones de reales (casi 700.000 millones de euros), y que se quedará en unos pocos menos.

El gran vencedor

Maia, acusado de tener una agenda propia al margen del Ejecutivo, sale como el gran vencedor en la gestación de la reforma de ls pensiones, que incluye una edad mínima de 62 años para los hombres y de 60 para las mujeres y 35 y 30 años de contribución, respectivamente. Se introducen también tramos distintos de aportación en función de los ingresos, una medida destinada a los funcionarios. Los partidos de izquierda, únicos en votar en contra, critican que el texto obliga a los más pobres a cotizar y trabajar más años sin reducir de manera drástica los privilegios de los que más ganan. Los opositores a Bolsonaro lamentan que no haya mostrado ningún interés en modificar los criterios para la jubilación de los militares y de los policías federales.

Guedes y su equipo decidieron dejar fuera las cuentas de los estados y municipios, que deben acordar sus propios textos de pensiones. No parece que vayan a tener problemas: el Ejecutivo Bolsonaro liberó más de 3.500 millones de euros en los últimos días, que se supone que se concedieron a parlamentarios a cambio de su voto favorable.

Y Bolsonaro sí ha logrado el voto de buena parte del centrão, amalgama de siglas que agrupa a todo tipo de intereses conservadores: no se tocan cotizaciones de productores rurales y se anuncian exenciones de impuestos a las iglesias evangélicas. A lo que añadió: «Propondré a un juez terriblemente evangélico para el Supremo». Cumplido el trámite económico de su legislatura, en el que apenas intervino, el presidente quiere apuntalar la reforma moral del país con un juez que controle resoluciones como la que equipara los delitos de homofobia con los de racismo.