Los demócratas afrontan un incierto segundo asalto para elegir candidato a la Casa Blanca

CARLOS PÉREZ CRUZ WASHINGTON / E. LA VOZ

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El veterano con prestigio. Joe Biden lidera las encuestas con casi el doble de apoyos que Sanders. Es el más liberal de los candidatos en liza y acumula una larga trayectoria pública. Muchos ven en su experiencia y en su procedencia social acomodada un obstáculo para seducir al electorado
El veterano con prestigio. Joe Biden lidera las encuestas con casi el doble de apoyos que Sanders. Es el más liberal de los candidatos en liza y acumula una larga trayectoria pública. Muchos ven en su experiencia y en su procedencia social acomodada un obstáculo para seducir al electorado REBECCA COOK | REUTERS

Detroit recibe desde el martes a los aspirantes a competir con Trump en el 2020

28 jul 2019 . Actualizado a las 09:25 h.

De aquí a un año, allá por mediados de julio, sabremos quién se enfrentará a Donald Trump en las urnas en noviembre del 2020. Sirva este dato para poner al lector sobre aviso: queda Trump para rato (como mínimo, hasta enero del 2021) y la travesía demócrata hasta saber quién planta cara a un rival tan fenomenal es larga como la mítica Ruta 66. Por ella conducen hoy 24 aspirantes, que llegaron a ser 26. Un atasco monumental que tardará meses en aliviarse. Los debates servirán para aligerar la marcha. Detroit acogerá martes y miércoles la segunda doble sesión después de la celebrada en junio en Miami. Houston albergará en septiembre el siguiente asalto, donde el Partido Demócrata ha subido el listón para poder participar, con lo que unos cuantos quedarán fuera de plano.

Lo mejor de la primera cita en Miami fue la recuperación del debate de las ideas dentro del Partido Demócrata en un momento en que la política estadounidense está marcada por la marrullería del presidente y su agobiante omnipresencia (el 68 % de estadounidenses se declara exhausto por las noticias). Durante 48 horas, el país asistió a una discusión civilizada, no exenta de ataques más o menos hirientes (como el que Eric Swalwell, ya fuera de competición, le lanzó a Joe Biden a costa de su edad, 76 años). Se pudo testar el carácter de los contendientes -que ha de poder contrarrestar al huracanado de Trump-, pero también se constató que la herida social abierta en Estados Unidos ha inclinado algo hacia la izquierda la balanza demócrata en temas como las políticas de salud e inmigración. La gestión de Trump en estos dos años y medio ha esquilmado el programa Obamacare -el programa de asistencia médica para los más necesitados- y deshumanizado a los inmigrantes. 

Dos en cabeza

Dos de los favoritos a estas alturas, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, encarnan el «socialismo» que Donald Trump vincula con el comunismo venezolano (sic) cuando, en realidad, son lo más parecido a la socialdemocracia europea. Además de subir los impuestos a las grandes fortunas (Biden prefiere no «demonizarlas»), quieren desarrollar algo parecido a una sanidad pública universal en un país donde millones de personas se arruinan por la financiación de la asistencia sanitaria. La opción que plantea Joe Biden es intermedia: crear un seguro público de menor coste que el privado.

Es en clave «comunista» como hay que leer los recientes ataques racistas del presidente a cuatro congresistas del ala más progresista del partido. Donald Trump busca centrar en ellas la atención para vincular a los demócratas con las ideas que representan esas nuevas caras, muy populares en algunas grandes urbes de las costas pero no necesariamente bien recibidas en las zonas rurales, de mayoría blanca y conservadora.

Más allá de apariencias y tacticismos, el alma demócrata sigue gobernada por la moderación. El exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, puro establishment, es el favorito, aunque en Miami supo que no se lo van a poner fácil. La senadora californiana Kamala Harris aprovechó la cita para hacer su gran puesta en escena y zancadillear el paso ligero de Biden a costa de su historial en un tema tan sensible en este país como es el racismo. Biden, con una pesada mochila de décadas de actividad en la vida política, sigue siendo, no obstante, el favorito entre los afroamericanos. 

Participación afroamericana

La alta participación de esta minoría fue fundamental para las victorias de Barack Obama en las citas electorales del 2008 y el 2012. Ese sigue siendo un hándicap para Elizabeth Warren, cuyos votantes son a día de hoy blancos en un 84 %, comparados con el 69 % de los de Sanders y el 71 % de los de Biden. Son datos actualizados hace una semana por Morning Consult que, en términos globales, sitúan como favorito a Biden (33 %), por encima de Bernie Sanders (18 %), Elizabeth Warren (14 %) y Kamala Harris (13 %). Se mantiene así el escenario dibujado hace un mes en Miami, que tiene a un quinto en discordia: el alcalde de una pequeña población de Indiana, Pete Buttigieg (5 %).

Los debates televisados tienen que seducir al electorado pero, sobre todo, resolver la duda existencial demócrata: cuál es el candidato con la personalidad y las propuestas para confrontar con Donald Trump en los próximos comicios y no repetir el fiasco de Hillary Clinton en la cita del 2016. Biden, además de su edad (Bernie Sanders es un año mayor, aunque sigue atrayendo a un electorado joven), tiene el estigma de formar parte de la élite política a la que derrotó el actual presidente, mientras que Warren y Sanders encarnan una ideología inédita en el liderazgo político del país. Con piel de cordero y lenguaje progresista, el pasado como fiscal en California de Kamala Harris tiene matices que ponen en cuestión a su actual encarnación. En Miami, eso sí, fue el lobo más fiero. Pero Detroit será otra historia.