Utilizar animales como incubadoras de órganos humanos ya es posible

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

*

Japón ha da luz verde al experimento que pretende revolucionar los trasplantes

01 ago 2019 . Actualizado a las 08:29 h.

Un embrión híbrido entre animal y humano, lo que se conoce como una quimera. Creada y nacida con un único objetivo: conseguir órganos para trasplantar en personas sin necesidad de que haya una muerte de por medio. La ciencia avanza topándose, como en este caso, con la ética.

El gobierno japonés ha sido el primero en aprobar un experimento para llevar el embrión a término. El científico especializado en células madre, Hiromitsu Nakauchi, ha conseguido el apoyo gubernamental y, según publica la revista Nature, prevé implantar células humanas en embriones de ratón y rata para trasplantarlos posteriormente en animales sustitutos, con la intención de producir especímenes con órganos hechos a partir de células humanas que posteriormente puedan ser trasplantadas a personas. Este tipo de experimentos ya se habían probado en otros países, como Estados Unidos, pero nunca habían podido llevarse a cabo.

«Es bueno proceder paso a paso con precaución, lo que permitirá tener un diálogo con el público, que se siente ansioso y tiene preocupaciones», asegura el investigador japonés. Inicialmente, planea cultivar embriones de ratón híbrido hasta los 14,5 días, cuando los órganos del animal están formados en su mayoría y es casi a término. Hará los mismos experimentos en ratas, haciendo crecer los híbridos a corto plazo, unos 15,5 días. Más tarde, Nakauchi planea solicitar la aprobación del gobierno para cultivar embriones híbridos en cerdos hasta 70 días.

«La idea de poner obtener órganos para trasplantar sin que tenga que morir gente debe primar. La ciencia lleva una evolución y un avance muy paralelo a la ética y hay una línea muy fina, que es lo que puede dar miedo, pero la ciencia tiene que seguir progresando», asegura Fernando Mosteiro, responsable de la Oficina de Coordinación de Trasplantes del Chuac. «Lo que me preocupa es el negocio que pueda traer aparejado. El hecho de producir un órgano en un laboratorio y que este lo puedas «vender» o negociar con él. Sobre todo, viendo nuestro sistema español, en el que los trasplantes son algo universal, altruista y accesible para todo el mundo. Es la parte que más asusta», explica.

Una de las grandes preocupaciones está en la posibilidad de que las células humanas puedan desviarse más allá del desarrollo del órgano objetivo, viajar al cerebro del animal en desarrollo y potencialmente afectar su cognición. El investigador japonés señala en Nature, que es algo que se ha tenido muy en cuenta a la hora de diseñar el experimento.

Lo que están haciendo es editar genéticamente el embrión animal de modo que no desarrolle el órgano que se quiere cultivar, por ejemplo, el páncreas. Después, se le inyectan las células madre pluripotentes inducidas por humanos, que serán las que utilice el animal durante su desarrollo para fabricar el órgano. La pieza del puzle que le falta será, por lo tanto, humana.

Una quimera humano-mono

Mientras Japón da un paso al frente, en China, el equipo del español Juan Carlos Izpisúa ha logrado crear por primera vez quimeras de humano y mono, según publica el diario El País. Los investigadores han interrumpido su gestación, pero los resultados son prometedores y están a la espera de publicarse en una revista científica. El equipo de Izpisúa ya realizó en 2017 el primer experimento de quimeras entre humanos y cerdos.

«No tenemos órganos suficientes, pero hay que tener en cuenta los problemas de seguridad y éticos»

SEDEN

La Organización Nacional de Trasplantes española recibe como una buena noticia, aunque con cautela, este avance científico. La directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, cree que «es una línea de investigación tremendamente atractiva y los pasos que se van dando generan una gran esperanza, pero evidentemente estos experimentos generan problemas de seguridad y problemas de índole ética».

-¿Cómo ven desde la ONT la decisión tomada por Japón?

-Por un lado, está claro que estos experimentos pueden solucionar los dos principales retos que tenemos en el trasplante de órganos sólidos tal como lo hacemos a día de hoy. El de la escasez, la incapacidad de conseguir órganos para todos los pacientes que lo necesitan. Y por otra parte, la necesidad crónica de inmunodepresión a la que una persona se enfrenta tras la operación.

-¿El lado malo?

-Desde el punto de vista de la seguridad, lo que preocupa, son dos aspectos. Uno de ellos sería la posibilidad de transmitir enfermedades interespecie. Esto podría generar problemas de seguridad, tanto para el paciente trasplantado como para la salud pública. Otro problema potencial es que ese órgano pudiera tener complicaciones de índole inmunológica, como consecuencia de no ser un órgano humano puro. Además, no sabemos a ciencia cierta, hasta qué punto pueden diferenciarse hacia otro tipo de células, por ejemplo, las neuronales. Y claro, el cerebro es lo que nos distingue.

-¿Se debería trabajar ya en una regulación global?

-Hay que hacer énfasis en la necesidad de estrictos controles y buscar el consenso a nivel internacional sobre cómo desarrollar este tipo de investigaciones. Aplaudimos el apoyo que se ha aprobado por parte del gobierno de Japón, pero con unos estrictos controles.

-¿Cambiará la posición de otros países sobre este tipo de investigaciones?

-Sí, creo que va a llamar a otros países a modificar su legislación. Seguro que a partir de ahora algunas normas se van a flexibilizar, pero, insisto, lo importante es establecer unas líneas a nivel internacional para poder desarrollar este tipo de investigaciones de una forma coordinada y con unas premisas éticas comunes.