«Pensé que no me ibas a salvar por ser negro», la historia de un rescate convertida en metáfora contra el racismo

Iago García
Iago García REDACCIÓN | LA VOZ

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Una socorrista argentina no dudó en lanzarse con heroicidad al agua en Palma de Mallorca cuando ya había terminado su jornada para rescatar a un niño de 10 años en apuros. El pequeño senegalés se fundió en un abrazo con su salvadora al recobrar la conciencia y todo acabó con final feliz

04 ago 2019 . Actualizado a las 09:00 h.

Era un idílico día de playa y vacaciones en la playa Can Pere Antoni de Palma de Mallorca para muchos bañistas. El pasado martes, Macarena Cabrujo, estaba a punto de terminar su jornada como socorrista sin mayores incidencias. Entonces divisa a un niño a unos 200 metros de la arena, en la línea de boyas que separa la zona de baño del paso de las embarcaciones. En ese momento no estaba uniformada y tampoco tenía consigo el equipo de rescate, pero se lanzó igualmente al agua.

Eran segundos agónicos para el pequeño senegalés de 10 años que luchaba contra la corriente. Esa tarde el mar estaba picado en la zona y en el arenal lucía la bandera amarilla, algo que le jugó una mala pasada al maltrecho bañista. Macarena consigue llegar hasta él, que se desmaya al verse en sus brazos. Ante lo difícil que sería volver a tierra, la rescatadora decide mantenerse a flota en una boya y esperar a una lancha de rescate. 

Cuando la embarcación llega hasta ellos no hay manera, por el estado del mar, de subir a bordo a la víctima. Afortunadamente, el niño ya está consciente y no suelta a la socorrista, se pega cual lapa. Experta nadadora en agua abiertas, la argentina no se amilana y remolca a su ya inseparable admirador hasta la orilla cuando le facilitan un salvavidas. 

Al final, ya en tierra firme, llega la espontánea reacción de la víctima. «Pensaba que no me ibas a rescatar porque soy negro», espetó mientras era atendido por los sanitarios. Un emocionante relato que ha abierto a su vez un debate sobre la xenofobia. Salvar una vida, aquella tarde en Palma, no entendía de razas. La argentina salvó al senegalés en una playa española llena de turistas de múltiples países. Curiosa metáfora contra el racismo. El pequeño fue trasladado a un centro hospitalario sin mayores consecuencias. Seguro que en el próximo baño la da más importancia al color de la bandera amarilla que al de su tono de piel. De todo se aprende.