Sánchez apura los tiempos y deja para el 9 de septiembre la cita con Iglesias

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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 El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, felicita al diputado Rafael Simancas tras su intervención durante el pleno extraordinario celebrado este jueves en el Congreso de los Diputados, donde la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, ha comparecido para dar explicaciones acerca de la crisis del Open Arms
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, felicita al diputado Rafael Simancas tras su intervención durante el pleno extraordinario celebrado este jueves en el Congreso de los Diputados, donde la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, ha comparecido para dar explicaciones acerca de la crisis del Open Arms Kiko Huesca | EFE

Podemos aceptaría la propuesta de julio si le añaden Empleo, pero el PSOE reitera su no

30 ago 2019 . Actualizado a las 09:11 h.

Pedro Sánchez vuelve a apurar al máximo los plazos para negociar su investidura. Como en su fallida intentona del pasado julio, el socialista está dispuesto a convertir su incierta coronación en el Congreso en una auténtica lucha contra el crono, al dejar para el último suspiro las entrevistas con el resto de líderes de las principales formaciones políticas, las únicas que pueden desbloquear el asunto.

Tal y como avanzó en una entrevista en la Ser el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, el esperado mano a mano de Sánchez con Pablo Iglesias no será antes del lunes 9 de septiembre, una semana en la que también prevé encontrarse con el jefe de la oposición y presidente del PP, Pablo Casado, y con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, siempre y cuando este último no decida darle plantón, como hizo en las dos últimas ocasiones.

Sánchez no tiene prisa. En los últimos días ha copado su agenda de citas con representantes de la sociedad civil en busca de recomendaciones que le permitan afinar el documento Programa común progresista, un proyecto de gobierno con más de 300 medidas plagado de reivindicaciones de Podemos con la intención de asfixiar a Iglesias para que su grupo acabe allanando un gobierno socialista. En palabras del propio presidente, la propuesta será «progresista, ambiciosa, reformista, transformadora y modernizadora. Pido responsabilidad, generosidad y altura de miras a todas las fuerzas políticas», dijo este jueves a su llegada al Congreso. Convoco al resto de fuerzas políticas a que a partir de la próxima semana antepongamos los intereses de España a los de los partidos», añadió. 

Iglesias no aceptará

No parece que Iglesias tenga pensado pasar por el aro. «Si el PSOE quiere elecciones, las va a haber. Debería decirlo a las claras. Y si no quiere elecciones, hay que sentarse a negociar un gobierno de coalición», afirmó, descartando cualquier opción de apuntalar a Sánchez en la Moncloa a cambio de un acuerdo programático, por muchas y muy bonitas medidas que este le presente: «Luego no se cumplen. Nos firman el papel, pero cuando están solos en el Ejecutivo, no termina de cumplir», justificó. «La experiencia ya la conocemos. Pedro, ¿no te parece más sensato hacer lo que han hecho tus barones?», cuestionó, poniendo como ejemplo los acuerdos alcanzados en Valencia, Aragón o Baleares.

Iglesias aprovechó la entrevista para responder a Ábalos, que a primera hora del día sugirió que Podemos reclamaba una cuota de poder desproporcionada. El líder de Podemos pidió al PSOE que volviera a poner sobre la mesa la oferta de julio, con la vicepresidencia social y los tres ministerios, ya que si se incluían dentro de este paquete las políticas activas de Empleo, el apretón de manos sería cuestión de horas.

Pero desde el PSOE rechazan volver a explorar un Gobierno de coalición. La desconfianza es absoluta. Ábalos lo dejó bien claro en una réplica en La Sexta: «No acabo de entenderlo, decía que lo que se ofreció en julio era humillante, y ahora resulta que está bien, me deja perplejo», dijo.

Comienza la ronda con una visita a Revilla y Ortuzar 

Una auténtica lucha contra el crono para ser investido. Eso es a lo que se enfrenta el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, para intentar renovar su estancia en la Moncloa. La próxima semana la arrancará reuniendo a su ejecutiva en la sede del partido en la calle Ferraz, en donde les mostrará un programa de Gobierno que su equipo todavía afina. Está previsto que el miércoles 4 de septiembre viaje al norte para mantener un encuentro con Miguel Ángel Revilla, presidente cántabro y líder del PRC, la única formación a la que consiguió convencer en la votación de julio, y con Andoni Ortuzar, máximo dirigente del PNV, a los que expondrá sus intenciones. Pero no será todavía hasta la siguiente semana cuando cite a Casado, Rivera e Iglesias, los únicos con escaños suficientes como para allanar su investidura. Teniendo en cuenta que el plazo para que el Congreso nombre a un presidente expira el día 23, tan solo quedarían por delante dos semanas escasas para cerrar la votación. Y todavía mucha tela que cortar por el camino. 

Consultas en Zarzuela y debate

En primer lugar, el rey tendría que decidir convocar una nueva ronda de consultas con todos los líderes políticos con representación parlamentaria. Se estima que como mínimo le puede llevar dos días. Después, y en caso de que piense que Sánchez tiene oportunidades de lograrlo, citar a Batet en Zarzuela para solicitarle que fije una fecha para la celebración de un nuevo debate de investidura que, como el del pasado julio, requerirá de al menos cuatro días consecutivos para que se puedan llevar a cabo las votaciones. Para el desarrollo de esta sesión plenaria tan solo quedaría disponible la semana que comprende desde el lunes 16 al domingo 22, ya que al día siguiente, el 23, se procedería a la disolución de Las Cortes y a la correspondiente convocatoria electoral, prevista para el 10N.