Sánchez pospone su cita con Iglesias a expensas de cesiones de Podemos

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Sebastián Mariscal | EFE

El partido morado descarta dialogar con el PSOE si no se trata del reparto de cargos

03 sep 2019 . Actualizado a las 08:42 h.

A pesar de que las expectativas para lograr un acuerdo no pueden ser peores, los equipos negociadores del PSOE y de Podemos pretenden retomar esta semana las reuniones de cara a explorar un pacto que posibilite la investidura de Pedro Sánchez.

A menos de tres semanas para que se disuelvan las Cortes y el país se vea abocado a unas nuevas elecciones generales, las posiciones con las que se sentarán en la mesa cada una de las partes parecen inamovibles, dos líneas rojas incompatibles que imposibilitan la resolución del puzle: mientras los socialistas descartan la coalición con Podemos, Pablo Iglesias exige ministros de su partido. Del resultado de estas tomas de contacto dependerá que en el futuro se produzca un encuentro a primer nivel entre los secretarios generales de las dos formaciones para el que, aunque estaba previsto para la próxima semana, desde Ferraz se niegan a fijar una fecha ante la posibilidad de que finalmente no llegue ni a celebrarse.

Pedro Sánchez presenta este martes (12.00 horas) en un acto en la estación de Chamartín el documento con el que pretende presionar al resto de fuerzas políticas, en especial a Podemos, para que acabe facilitando su investidura. Este proyecto de Gobierno consta de 300 medidas de muy diversa procedencia. En su mayoría bebe del programa con el que los socialistas se presentaron a las últimas generales, aunque con la incorporación de algunas sugerencias que le han hecho llegar los líderes de las diversas plataformas de la sociedad civil con los que el presidente del Gobierno en funciones se ha visto en las dos últimas semanas, así como un buen puñado de aspectos demandados por Podemos en la última oferta que trasladaron a Ferraz para reactivar las negociaciones. 

«Queremos explorar otra vía»

Sánchez adelantó a su ejecutiva las líneas maestras de su programa en un encuentro en el que confirmó que la oferta de confeccionar un gobierno de coalición con Podemos ya no está sobre la mesa, tal y como evidenció el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos: «No queremos una repetición de aquello que salió mal. Queremos explorar otra vía. La prioridad es el qué, no quiénes», dijo, volviendo a insistir en la fórmula portuguesa, tratando de convencer a Pablo Iglesias de que su presencia en el Consejo de Ministros no es indispensable para que vele por el cumplimiento de los acuerdos, al entender que podría realizar esta vigilancia desde el Parlamento.

Sin embargo, Podemos ya advirtió que solo procederán a negociar si además del programa se habla de reparto de cargos. La coalición es innegociable. «Si nos sentamos a hablar con el PSOE es para hablar de Gobierno integral que incluya programa y estructura», comentó la portavoz de la formación morada, Noelia Vera.

Ábalos fue muy crítico con la postura del PP y de Cs, a los que acusó de no haber sabido encajar la derrota electoral y de dedicarse exclusivamente al arte del «bloqueo». Para evitarlo, llamó a Podemos a que no adopte la misma estrategia.

Tras la presentación de sus 300 medidas, Sánchez emprenderá rumbo al norte de España para reunirse con Miguel Ángel Revilla, presidente del PRC, y Andoni Ortuzar, líder del PNV. En paralelo, la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, y el propio Ábalos, mantendrán un encuentro con los diputados de ERC Gabriel Rufián y Carolina Telechea. Esta reunión recuerda el papel clave que tienen los independentistas en la votación de investidura, ya que sin su visto bueno Sánchez no podrá sacarla adelante aún contando con el apoyo de Podemos.

Garzón acusa al PSOE de practicar el «chantaje» y Calvo denuncia el extremismo de UP 

F. B.

En un claro intento de no quedar ante la opinión pública como culpables de que no acabe cristalizando el pacto entre el PSOE y Unidas Podemos, los dirigentes de una y otra formación política suelen medir mucho sus palabras, y los ataques suelen ser extremadamente sutiles, por lo que para descifrarlos siempre suele ser necesaria una segunda lectura.

Sin embargo, no hizo mucha falta en el intercambio de pellizcos que se profirieron este lunes el coordinador general de IU, Alberto Garzón, y la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo.

El diputado de Unidas Podemos acusó al PSOE de pretender los apoyos que necesita Sánchez para su investidura a través de prácticas poco éticas como el «chantaje» y la «extorsión», que vino a resumir en un «si no me apoyas, es peor para ti», lamentó en los micrófonos de RNE. Además, cargó contra Ferraz por intentar perjudicar a Unidas Podemos ante la opinión pública con una estrategia que se basa en «decir que la culpa es nuestra y esperar a que la ciudadanía deje de votarnos». 

«Una izquierda minoritaria»

Por su parte, la dirigente socialista denunció el intento de UP de pretender forzar un acuerdo con «propuestas inasumibles», o incluso desde «la imposición», por lo que justificó que el gobierno de coalición «no merece la pena». Calvo acusó a Iglesias de llevar a su partido al extremismo, advirtiéndole de las consecuencias: convertirse en «una izquierda minoritaria».