¿Fue el egoísmo el único móvil de Ana Julia para matar al niño Gabriel?

La Voz REDACCIÓN

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Ana Julia Quezada apareció ayer en la Audiencia Provincial de Almería con una nueva imagen
Ana Julia Quezada apareció ayer en la Audiencia Provincial de Almería con una nueva imagen Carlos Barba | EFE

El juicio contra la asesina confesa del niño de 8 años dibuja un complejo perfil

15 sep 2019 . Actualizado a las 09:24 h.

«Me llamaba negra, me insultaba». «Venía con un hacha hacia mí. Quiso golpearme, porque siempre me trataba mal. Me defendí y lo ahogué por accidente». «Yo solo quería que se callase. No quería matarlo». Esas frases son algunas de las que formaban parte del relato con el que Ana Julia Quezada intentaba convencer al jurado popular de la Audiencia de Almería formado por siete mujeres y dos hombres de que la muerte del pequeño Gabriel fue «sin querer» y esquivar así la prisión permanente revisable.

Ana Julia llegó pronto a los juzgados. Poco después de las ocho de la mañana del pasado lunes descendía del furgón policial que la trasladaba desde la cárcel. Su imagen era muy distinta a la que se recordaba de los días en los que la búsqueda del niño Gabriel por el entorno del domicilio de su entonces pareja, Ángel. Presentaba el pelo liso, tras ser peinada por otra presa, y aparentaba una serenidad que solo rompía a ratos para soltar unas lágrimas.

El plan de la comparecencia de su defensa iba bien. Hasta que empezaron a desfilar por el escenario durante toda la semana los testigos de aquellos tristes días de la primavera del 2018: la madre biológica del niño, una hija de la propia Ana Julia a la que había dejado al cuidado de una pareja anterior en Burgos hace años, los peritos, los agentes de la Guardia Civil,...

El otro juicio del año, junto al del 1-O, dio entonces un giro. Los casi doscientos periodistas acreditados en la Audiencia vieron cómo daba la vuelta la imagen angelical de Ana Julia y asomaban no solo todas las sombras que afloraron tras su detención, sino un claro perfil en el que muchos de los testimonios coincidían: el egoísmo de la acusada.

Un pasado turbulento

Porque, a estas alturas, el móvil del crimen sigue siendo incierto. Ana Julia no ha sido capaz de verbalizar una razón coherente de la atrocidad cometida. Los conocidos de la dominicana y los agentes recordaron partes del pasado de la acusada poco edificantes, incluso alguna turbulenta relación con el submundo del crimen. Se reabrió la polémica por la muerte en extrañas circunstancias de otro hijo de Ana, que se precipitó al vacío desde un quinto piso; su otra hija biológica dibujó un perfil basado en el abandono y el egoísmo de la presunta asesina. Los agentes corroboraron la frialdad de Ana Julia, su querencia por el dinero, algunas relaciones personales turbulentas y hasta la teatralización del dolor fingiendo un intento de asesinato mediante pastillas para el que no contaba ni siquiera con las medicinas necesarias. A cambio, se ofrecieron datos de su frialdad en las relaciones con la policía, del silencio durante una semana mientras su pareja sufría por la ausencia de Gabriel.

Los psicólogos insistieron en el egoísmo de Ana Julia. «Ángel, el padre de Gabriel, siguiendo las recomendaciones de los especialistas, había decidido pasar más tiempo con el niño. Quizá se sintió amenazada por esa pérdida de espacio personal y decidió tomar la salida más violenta», explicaron algunos de los especialistas sin atreverse a precisar si ese era el único móvil del suceso.

A Ana Julia aún le quedan por oír algunas pruebas más. Y un horizonte carcelario casi vitalicio que le hará imposible cumplir otro de sus sueños: Volver a su República Dominicana natal .