Este hombre registra cada hora de su vida en un cuaderno y ya ha escrito 300

ACTUALIDAD

*

«No se puede mejorar nada sin datos», explica Morris Villarroel

19 sep 2019 . Actualizado a las 15:20 h.

«Hay momentos que idealizamos y otros que borramos. Nuestra mente es muy compleja. Yo quiero ver todo lo que me afecta para bien y para mal y, así, poder tomar medidas. Quiero más de lo que me gusta y evitar lo que me hace sentir triste o ansioso», cuenta Morris Villarroel. Este canadiense vive en España desde hace 24 años y es profesor en la Universidad Politécnica de Madrid.

«Yo soy científico y, además, estudio el comportamiento de los animales, así que también quise estudiar el mío», resume. Su vida cambió hace nueve años, cuando decidió unirse al movimiento Quantified Self que engloba a las personas que quieren cuantificar diferentes aspectos de su vida.

«Cuando cumplí 40 años, fue un momento de mirar atrás. Me pregunté qué es lo que había hecho, qué resultados había obtenido, pensé en la felicidad y me di cuenta de que no tenía ningún dato. Más o menos lo había pasado bien, había hecho determinados viajes, pero no tenía ningún dato para cuantificarlo y saber qué meses o años fueron mejores o peores. Decidí que los siguientes diez años, de los 40 a los 50, iba a intentar registrar mejor mi vida, la de mis hijos, lo que hago... Observarme a mí mismo», explica. «Descubrí que para mejorar cosas de la vida es bueno escribir y empezar a tener datos. No se puede mejorar nada sin datos», asegura Morris Villarroel.

-

Empezó en el año 2010 y ya lleva escritas 300 libretas. Todas iguales. En cada una de ellas registra entre diez y doce días. «Como mínimo, apunto algo cada hora. O lo que hago, o cómo me siento. Lo que hablo con alguien, lo que como. Ahora mismo, mientras tenemos esta conversación, voy apuntando alguna cosilla», dice.

Por si lo de escribir fuera poco, durante tres años y medio también llevó una pequeña cámara colocada en el pecho que sacaba fotos cada 30 segundos. «Se me ocurrió cuando mi mujer estaba embarazada de cinco meses. Lo dejé cuando pararon de fabricar ese tipo de dispositivos. Saqué dos millones de fotos. La cámara destaca momentos breves de los que no te acuerdas. Si ahora miro atrás, alucino. Hay cosas que tu mente obvia, lo olvida».

¿Cómo puede ayudar a alguien el hecho de registrar tantos aspectos de la vida? «Hay miles de ejemplos, si te duele la espalda, lo vas registrando y descubres cuándo y por qué. Así puedes cambiarlo. Lo mismo se aplica a los sentimientos. Siempre me encuentro peor de ánimo a estas horas o estos días... Muchas veces te llevas una sorpresa. Yo no sabía que eran tan importantes las comidas con amigos. Vi que me sentía mucho mejor los días posteriores a reunirme con ellos y decidí hacerlo más», cuenta.

Confiesa que es más feliz. «A veces es un alivio, ¿por qué estoy tan cansado? Pues es normal porque mira todo lo que he hecho. Somos demasiado duros con nosotros mismos, nos exigimos demasiado», concluye.