Juzgada una madre que fingió que su hijo tenía cáncer y logró que lo sometiesen a 13 cirugías

la voz REDACCIÓN

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La mujer sufría síndrome de Munchausen por poderes, un trastorno mental que algunos expertos consideran un tipo de abuso

14 oct 2019 . Actualizado a las 11:55 h.

Es difícil imaginar que una madre pueda condenar a su hijo a una vida de enfermedad sin tenerla. Se trata de un trastorno conocido como Síndrome de Munchausen por poderes, y lo padece la madre de Christopher Bowen, que, con 10 años, había ido al médico 323 veces y pasado por 13 cirugías mayores entre 2009 y 2016. Incluso llegaron a ponerle una sonda de alimentación y un dispositivo de oxígeno, según informó el Fort Worth Star-Telegram. 

Por todo esto, Kaylene Bowen-Wright, fue sentenciada a seis años de prisión después de que se declarase culpable del daño hecho a su hijo. La denuncia llegó por una queja de los servicios de protección infantil documentada con los informes de los hospitales de Houston y Dallas, que sospechaban de que algo iba mal en el comportamiento de la madre. Los servicios de protección de menores le retiraron a la mujer la custodia de Christopher y de sus otros dos medio hermanos el año pasado. 

 El viernes terminó una larga batalla legal iniciada por el padre de Christopher, Ryan Crawford, quien luchó contra Bowen-Wright en los juzgados durante años por la custodia, dudando siempre de que su hijo estuviera enfermo. «Ella siempre decía que Christopher estaba enfermo. Todas las semanas, todos los meses -aseguró-. Ella siempre decía: 'Algo está mal. El tiene esto. Él tiene eso».

Entre las cosas que se inventó la madre de Christopher, además del cáncer, también se incluían un trastorno genético y convulsiones, entre otras dolencias. Pero no solo se dedicó a llevar a su hijo al hospital constatemente, Bowen-Wright también creó eventos para recaudar fondos en línea para Christopher, según informó Star-Telegram. Una vez organizó un evento ciclista tras afirmar que tenía una enfermedad rara llamada malformación arteriovenosa, con la esperanza de recaudar 30.000 dólares. En aquel momento, la madre aseguró que el niño tenía «problemas para respirar, básicamente, sus pulmones y su cuerpo no obtienen el oxígeno que necesita, por lo que se cansa; no puede jugar tanto como los niños normales, y no sabemos cuánto tiempo Christopher vivirá con AVM».

 En el juicio, los expertos del Children's Medical Center en Dallas testificaron que Christopher «parecía más saludable de lo que afirmaba su madre y que los tratamientos innecesarios en realidad habían causado complicaciones médicas», según informó la filial de NBC, que aseguró que ahora la custodia total la tiene Crawford.

El comportamiento de Bowen-Wright se corresponde con un trastorno conocido como síndrome de Munchausen por poderes, en el que una persona falsifica la enfermedad de otra persona y busca tratamientos innecesarios para ella. Pero los medios no pudieron confirmar si la mujer había sido diagnosticada con esta afección. «En el momento en que escuché sobre este caso hace un año y medio, parecía un caso particularmente grave de Munchausen por poderes, combinado probablemente con lo que llamamos simulación por poderes», dijo Marc Feldman, miembro de la Asociación Americana de Psiquiatría.

El experto aseguró que en los casos de Munchausen por poderes, «la madre no solo busca atención y simpatía, sino también beneficios del gobierno, apoyo por discapacidad, medicamentos. Pueden estar detrás de una gran cantidad de ganancias tangibles, además de la atención». Existe un debate entre la comunidad psiquiátrica sobre si la afección es una forma de enfermedad mental o un tipo de abuso, aseguró Feldman, pero lo que está claro es que los niños que están sujetos a ella pueden sufrir graves consecuencias. Los tratamientos médicos innecesarios pueden dañar o poner en peligro a un niño, que además suele sufrir depresión y  trastorno de estrés postraumático. Solo en Estados Unidos se descubren entre 600 y 1.200 casos cada año.

El principal problema de este tipo de casos es que se  necesita un promedio de 14 a 15 meses para descubrirlos, y, además, el sistema médico descentralizado de Estados Unidos permite a los progenitores rebotar de médico en médico para evitar sospechas y continuar fabricando historias y diagnósticos con cada nueva visita.