Evo Morales cierra la campaña con un baño de masas en su feudo electoral de El Alto

Héctor Estepa EL ALTO / E. LA VOZ

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Los seguidores de Evo Morales ondeaban las banderas del Movimiento al Socialismo (MAS)
Los seguidores de Evo Morales ondeaban las banderas del Movimiento al Socialismo (MAS) Héctor Estepa

El presidente afronta el domingo las elecciones más inciertas en sus 14 años de mandato

18 oct 2019 . Actualizado a las 09:42 h.

Ciudad de El Alto. Bolivia. Más de 4.000 metros de altitud. Decenas de miles de personas, en su mayoría funcionarios, sindicalistas y campesinos, se agolpan frente a uno de los puentes elevados del municipio para el último mitin de campaña. Portan banderas azules, blancas y negras, los colores del Movimiento al Socialismo (MAS) del presidente Evo Morales.

Sobre las cinco de la tarde local, y entre fuertes medidas de seguridad, llega al lugar el líder aymara. Se desata la locura. «¡Evo, Evo, Evo!», grita la multitud, mientras el presidente se abre paso entre periodistas y representantes indígenas que le cuelgan guirnaldas de flores al cuello.

«Vamos a dar paliza a los vendepatrias. Vamos a dar paliza a los neoliberales. Vamos a dar paliza, hermanas y hermanos, a quienes privatizaron nuestros recursos naturales», lanza en su feudo electoral Morales, que llegó al poder en el 2006, tras haber sido durante dos décadas un muy activo sindicalista cocalero. «Este es un movimiento de liberación», insiste el presidente que nacionalizó los hidrocarburos a los pocos meses de llegar al poder.

Entre sus seguidores se encuentra Walter Rojas, alcalde de la pequeña comunidad andina de Umala. Defiende a su líder. «Evo ha dignificado a los bolivianos. Antes éramos un país limosnero, un país mendigo, y ahora somos un país con una economía estable. Tenemos carreteras, teleféricos, nuevos hospitales, y en comunidades como la nuestra se ha invertido en tecnología de riego», comenta el edil, mientras suena de fondo una cumbia boliviana.

La popularidad de Morales se cimenta sobre la mejora de la economía de Bolivia, cuyo PIB ha crecido más de un 4 % de media desde que llegó a la presidencia. Pero el líder aymara afronta el domingo los comicios más inciertos en sus 14 años de mandato. Su popularidad se ha desgastado, tras presentarse a su cuarta reelección, después de que los bolivianos rechazaran esa opción, por escaso margen, en un referendo celebrado en el 2016. «Mucha gente dice que estamos yendo a la dictadura. Al autoritarismo. Pero si fuera así el pueblo no estaría aquí, porque nos daríamos cuenta», comenta Oliverio Bardeto, campesino y concejal de su comunidad.

Morales lidera todos los sondeos, pero podría tener que medirse con el opositor Carlos Mesa en una segunda vuelta.

Carlos Mesa Gisbert es el principal aspirante opositor a la presidencia de Bolivia
Carlos Mesa Gisbert es el principal aspirante opositor a la presidencia de Bolivia HECTOR ESTEPA

El opositor Mesa: «Tenemos que elegir entre autoritarimso y democracia»

«¡Voto inteligente, Mesa presidente!», gritaban el miércoles miles de personas en la plaza San Francisco de La Paz, mientras esperan a Carlos Mesa, principal baza opositora para competir en las elecciones de este domingo contra  Evo Morales.  

Después de los conciertos de varios grupos, aparece entre vítores el candidato, que ya dirigió el país entre el 2003 y el 2005, tras la dimisión de Gonzalo Sánchez de Lozada, de quien era vicepresidente.  

«Este es un momento en el que tenemos que decidir entre el camino autoritario a la dictadura y el camino de la construcción democrática», lanza Mesa, que ha criticado duramente la decisión de Morales de volver a postularse tras perder el referéndum por la reelección del 2016 y a pesar de que la Constitución lo prohíbe. 

«Que no, que no me da la gana, vivir en dictadura como la venezolana», corean quienes han asistido al mitin. Si Morales ha espoleado el miedo a crisis como la ecuatoriana o la argentina, la oposición boliviana también está advirtiendo que el país puede seguir los pasos de Venezuela.  

Mesa, considerado como moderado por parte de la oposición, parece estar ganando popularidad entre el electorado joven, en detrimento de Morales. «Nosotros no hemos visto dictaduras reales como las que ocurrieron el siglo pasado en nuestro país. Pero sí hemos visto como Morales pisoteó la constitución volviéndose a presentar», comenta el colegial Juan Carlos Barrero, de 18 años. 

Mesa ha sido muy criticado por el oficialismo por haber sido el vicepresidente de Gonzálo Sánchez de Lozada durante la Guerra del Gas, que dejó al menos 60 muertos, producto de la represión, en octubre del 2003. El ahora candidato, en cambio, mantuvo una popularidad superior al 60 % durante su mandato, sin contar con apoyo parlamentario, hasta que dimitió por nuevas protestas lideradas por Morales.

 «Fue una presidencia muy corta, y para evitar mayores convulsiones dio un paso al costado para que el país tuviese estabilidad», apunta Rosemery Vargas, candidata a diputada por la Comunidad Ciudadana de Mesa. 

«Evo se pensó que le íbamos a decir que sí en el referéndum, pero no queremos más», ha apuntado, por su parte, la jubilada Luz Salazar.

Mesa se habría acercado a unos diez puntos de Morales, según varias encuestas recientes, posibilitando la opción de una incierta segunda vuelta electoral.