La última batalla por un «brexit» pactado se librará en el Parlamento de Westminster

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Barnier pasa por detrás de Johnson y Juncker, antes de la rueda de prensa en la que anunciaron el acuerdo
Barnier pasa por detrás de Johnson y Juncker, antes de la rueda de prensa en la que anunciaron el acuerdo FRANCOIS LENOIR | Reuters

Johnson debe arañar votos de la oposición y los «tories» expulsados, tras el no de los norirlandeses

18 oct 2019 . Actualizado a las 09:23 h.

La fumata blanca en Bruselas tras las arduas y extenuantes negociaciones no suponen que el brexit pactado esté hecho. Al primer ministro británico, Boris Johnson, aún le resta ganar la batalla más decisiva y más dura: conseguir la aprobación del Parlamento de Westminster.

Para evitar que este sábado, cuando los diputados británicos tienen previsto debatir y votar, el nuevo pacto sufra el mismo destino que el de Theresa May en el 2018 (fue rechazado en tres ocasiones), el presidente en funciones de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha metido presión a los legisladores al advertirles que esta es la última oportunidad para evitar un divorcio desordenado, ya que no habrá otra prórroga.

 Johnson se encuentra en una posición aún más delicada que su antecesora, pues desde el verano está en minoría en la Cámara de los Comunes, cuando expulsó del partido a los 21 diputados tories que le dieron la espalda y aprobaron la ley que prohíbe una salida abrupta de la Unión Europea. Para complicar aún más las cosas, sus socios norirlandeses del DUP anunciaron que votarán en contra del texto, por considerar que lo pactado en Bruselas «no beneficia económicamente» a Irlanda del Norte y «mina la integridad del Reino Unido». 

El premier tiene menos de 24 horas para convencer a sus socios (que ocupan 10 escaños), evitar que los tories eurófobos agrupados en el Grupo de Estudios Europeos (28) voten en contra y arañar votos en la oposición para conseguir los 320 votos necesarios para ratificar el acuerdo. 

Sin perder la esperanza

Pese a la titánica tarea que le aguarda, Johnson se mostró seguro de conseguirla. «Tengo mucha confianza en que cuando mis colegas en el Parlamento estudien este acuerdo votarán a favor de él», dijo en Bruselas. «Esta es una nuestra oportunidad como demócratas de llevar adelante el brexit y salir de la UE el 31 de octubre», agregó. 

Sin embargo, las primeras reacciones de sus adversarios no dan motivos para el optimismo. «Por lo que conocemos hasta ahora, parece que el primer ministro ha negociado un acuerdo todavía peor que el de Theresa May, que fue rechazado estrepitosamente», señaló el líder laborista, Jeremy Corbyn, que ya anunció el voto en contra de su agrupación.

No obstante, a principios de mes 14 diputados laboristas expresaron en una carta pública su rechazo a una nueva demora del brexit y se abrieron a respaldar un eventual acuerdo, en contra de lo impuesto por la dirección. 

¿Un segundo referendo?

Un ala de los laboristas presionará para que se intente forzar un segundo referendo de confirmación en caso de que se apruebe el texto del Gobierno.

Los 35 diputados del Partido Nacionalista Escocés (SNP) tampoco respaldarán el acuerdo, por considerar que se ha tratado a la región «injustamente», declaró su líder, Nicola Sturgeon. Solo los 19 diputados liberales demócratas no han cerrado a la puerta a votar a favor, pero con la condición de que se convoque otro referendo. Algo que Johnson rechaza de plano.

De no aprobar la Cámara de los Comunes el acuerdo el sábado, aún podría aplicar la ley contra el brexit sin acuerdo y forzar a Johnson a pedir otra prórroga. Y pese a que Juncker descartó esta posibilidad, el presidente en funciones del Consejo Europeo, Donald Tusk, no fue tan tajante. «Si hubiera una solicitud de extensión contactaré con los Estados para ver su reacción», dijo, mientras que Dinamarca ya adelantó que estaría a favor de concederla.

El pacto evita una frontera dura entre las dos Irlandas 

I. Sánchez Artero / Bruselas

Después de tres años de negociaciones entre las autoridades británicas y europeas y tres acuerdos tumbados en la Cámara de los Comunes, en Bruselas se respira un déjà vu difícil de interpretar. Los números no dan y Europa teme que Johnson no consiga el respaldo el sábado del acuerdo alcanzado este jueves. Pese a todo, los actores de ambos bloques prefieren ser positivos y aferrarse a que esta vez hay una confianza que probablemente no había anteriormente. Si el sábado recibe luz verde de Bruselas, el testigo pasará a la Eurocámara. 

No había duda de que los Veintisiete secundarían el documento, a pesar del poco tiempo que se dio a los líderes europeos y a sus equipos para analizarlo. El texto no ha sido prácticamente modificado desde el acuerdo al que llegaron con Theresa May en noviembre del 2018 y el punto más problemático -el protocolo en la isla de Irlanda- ha sido respaldado por el primer ministro irlandés y garantiza, según el negociador Michel Barnier, la paz y estabilidad de las dos Irlandas. 

Irlanda del Norte

Frontera en el mar. El acuerdo prevé que Irlanda del Norte siga alineada con ciertas normas del mercado único europeo pero forme parte del territorio aduanero del Reino Unido, con lo que los controles a los bienes se efectuarán en el punto de entrada a este territorio británico y no en la República de Irlanda. La temida frontera dura en la isla se evita desplazándola al mar del Norte: la supervisión de entrada y salida de los productos en la provincia británica tendrá lugar en aduanas marítimas, como las del puerto de Belfast. En definitiva, en las rutas comerciales norte-sur de la isla regirán las normas comunitarias, en las este-oeste, las británicas. Además, el pacto contempla que la Asamblea de Stormont pueda votar si se mantiene esa salvaguarda cuatro años después de que haya entrado en vigor, lo cual debería suceder una vez que concluya el período de transición posterior al brexit. Habría una prórroga de dos años si la asamblea norirlandesa lo veta y de cuatro a ocho si lo acepta. 

Nueva Relación

Acuerdo de libre comercio. El Reino Unido ha recibido el apoyo de Bruselas a la intención de negociar un acuerdo de libre comercio para regular su relación una vez que se produzca el divorcio. El siempre elegante y diplomático Barnier afirmó que la UE respeta la voluntad «clara» de los británicos y descarta otras opciones «como la de un territorio aduanero común». Este acuerdo futuro tendrá a su favor la proximidad geográfica y la interdependencia económica entre los bloques. El francés dijo que ese acuerdo «será proporcional al nivel y calidad de las normas económicas de base». 

Gibraltar

Sin cambios. Los líderes han evitado volver a abrir el melón y sacar el asunto de Gibraltar. Se mantiene el arreglo del acuerdo anterior y España sigue teniendo derecho a veto para permitir que Gibraltar se beneficie o no de cualquier acuerdo futuro que alcancen la UE y Londres.