El presidente cambia su residencia de Nueva York a Miami no porque vea próximo el final de su mandato, es que le sale mejor en términos fiscales
01 nov 2019 . Actualizado a las 18:27 h.Florida, además de territorio de la beautiful people, es tierra de jubilados, un estado para quienes buscan buen tiempo todo el año. Donald Trump es ya uno de ellos, aunque todavía no disfrute de esa condición. Lo adelantó The New York Times y lo confirmó el propio presidente en Twitter: en septiembre cambió el registro de su domicilio principal. De Nueva York a West Palm Beach, donde se encuentra Mar-a-Lago, su club privado.
La Casa Blanca del sur, como la bautizó él mismo. De la planta 58 en la Torre Trump de Nueva York, con vistas sobre Central Park, a las vistas del Atlántico desde su palacete en uno de los barrios más exclusivos de esta población al norte de Miami. No es que el mandatario vea próximo el final de su presidencia. Es que le sale mejor en términos fiscales.
Nadie sabe a ciencia cierta cuáles son las cuentas de Donald Trump. El presidente, al contrario que sus predecesores, no ha hecho pública su declaración, aunque investigaciones periodísticas o declaraciones de su exabogado Michael Cohen, ahora en la cárcel, indican que está llena de pufos.
El fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance, quiere echarle un vistazo y los demócratas del Congreso llevan tiempo detrás de las de los últimos ocho años. El presidente, que llegó a comprometerse a hacerla pública una vez acabara una supuesta auditoría a la que se estaba sometiendo allá por el 2017, se niega. La madrugada del viernes lamentaba en Twitter que, pese haber pagado «millones de dólares en impuestos de la ciudad y del estado [de Nueva York] cada año», sus líderes «me han tratado muy mal».
Al enterarse, el gobernador Andrew Cuomo le deseó «buen viaje» e ironizó: «No es que Trump pagase los impuestos aquí, de todas formas». Del 9 % en impuestos sobre la renta que impone el estado de Nueva York y del 4 % de la ciudad, a los cero de Florida. Sus herederos evitarán también el de sucesiones.
Divididos por el «impeachment»
Tras la aprobación el jueves en la Cámara de Representantes de la hoja de ruta del proceso hacia el posible impeachment a Trump, las encuestas reflejaban ayer la misma división que en el Congreso, donde los republicanos votaron de forma unánime en contra. Según la publicada por The Washington Post, el 49 % de los estadounidenses apoya el juicio político y su despido del cargo, mientras el 47 % se opone.
Números muy parecidos a los de principios de octubre, que muestran al votante republicano tan sólido en su apoyo a Donald Trump como el propio partido. En una entrevista con The Washington Examiner, el presidente insistió en su defensa del contenido de la llamada con el presidente ucraniano que inició el escándalo y se mostró dispuesto a leerla personalmente en televisión. «Cuando la lees, es una llamada correcta».