El bazar fiscal de las elecciones: del impuesto a los «ultrarricos» a la rebaja «radical» del IRPF

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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Álvaro Ballesteros

Las recetas que plantean los partidos para paliar las necesidades recaudatorias son un ultramarinos fiscal

08 nov 2019 . Actualizado a las 22:33 h.

«Meta en el sobre la papeleta de Pedro Sánchez y mil euros dentro». Fue la recomendación que, haciendo alusión a las subidas de impuestos que planean los socialistas, le hizo a la ciudadanía el líder del PP, Pablo Casado, durante el debate electoral. Y es que, más allá de subir o bajar impuestos —denominador común de los bloques progresista y conservador respectivamente—, con los programas electorales en la mano, las recetas que plantean los partidos para paliar las necesidades recaudatorias del país son un bazar fiscal. Prometer es gratis, cosa diferente es cumplirlo.

Comenzando por el partido que gobierna, en materia impositiva el programa socialista es bastante genérico, aunque es cierto que su hoja de ruta ya quedó plasmada en el fallido proyecto de Presupuestos. Para la nueva legislatura plantea como prioridad una «mayor progresividad fiscal», que permita a España «converger» con los países vecinos. Es decir, más impuestos.

Explica que la «reforma de la fiscalidad» permitirá superar «la anomalía de la escasa tributación de las grandes corporaciones, del sector financiero y de las grandes tecnológicas», además de la «insuficiente e ineficaz» fiscalidad ambiental. Todas, medidas que ya incluyeron en su proyecto de Presupuestos. Enfatizan, eso sí, que los cambios «no conllevarán ningún perjuicio para las familias de ingresos medios y bajos».

Otra prioridad será la lucha contra el fraude: actualizarán la lista de paraísos fiscales y ampliarán la relación de morosos de la AEAT, rebajando a 600.000 euros el importe de la deuda para estar en el listado, al que añadirán a los responsables solidarios.

Aflojar el tributo de sucesiones

Por su parte, el PP habla de «revolución fiscal» para reactivar el empleo y la competitividad. Entre sus medidas estrella, destaca una rebaja del IRPF (idea que comparte con Ciudadanos y Vox, este último aboga por una rebaja «radical» con un tipo único del 20 %) que «afectará a todos los contribuyentes», ya que el tipo máximo se situará «por debajo del 40 %» (actualmente está en el 45 %). No concretan más, aunque también prometen la supresión del impuesto sobre el patrimonio y el de sucesiones y donaciones (tan polémico por la abultada desigualdad entre territorios) en las transmisiones entre padres e hijos, el resto de la línea descendiente y entre cónyuges. Cs y Vox lo suscriben también.

Los de Casado también proponen incentivos fiscales a la vivienda habitual (fue el PP quién eliminó la deducción a la compra) y los planes de ahorro, así como eliminar el impuesto sobre actos jurídicos documentados en las hipotecas por compra de vivienda habitual. Igualmente plantean una rebaja del impuesto que pagan las empresas sobre sus beneficios, «situando el tipo máximo por debajo del 20 %», idéntica a la propuesta de Vox, que añade una reducción adicional del 5 % en caso de que las empresas mantengan los beneficios como reservas en lugar de distribuirlos, y rebaja el tipo al 15 % para las pymes.

En el extremo opuesto, Unidas Podemos y Más País abogan —en la misma línea del PSOE— por la solidaridad fiscal. «Que si viene una nueva crisis los recortes se hagan solo por arriba», como repite Pablo Iglesias. Así, los morados quieren aplicar un plus (del 4 %) al IVA de los «artículos de lujo», además de rebajárselo al 10 % a los suministros básicos de los más vulnerables. También proponen crear un impuesto «para las grandes fortunas» (a partir de un millón de euros), y los de Errejón «para los ricos y los ultrarricos», a la vez que se establece un IRPF «más justo y progresivo» y se elimina la competencia fiscal entre comunidades.