El jurado declara inocente a Miguel López del asesinato de la viuda del expresidente de Caja Mediterráneo

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Miguel López, el principal encausado, salió llorando de los juzgados tras escuchar el veredicto de absolución
Miguel López, el principal encausado, salió llorando de los juzgados tras escuchar el veredicto de absolución Manuel Lorenzo | EFE

La decisión se toma después de que la magistrada devolviese un primer veredicto del jurado popular al considerar que había errores de argumentación

10 nov 2019 . Actualizado a las 18:40 h.

El jurado popular que enjuició el homicidio de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de Caja Mediterráneo (CAM) Vicente Sala, considera «no culpable» al único procesado y yerno de la fallecido, Miguel López. El veredicto se dio a conocer este domingo tras dos días de deliberaciones secretas y en condiciones de incomunicación por parte del jurado, compuesto por seis mujeres y tres hombres. La decisión se produce después de que el viernes el jurado alcanzase un primer acuerdo que, no obstante, fue devuelto por la presidenta del tribunal, la magistrada Francisca Bru, al considerar que había errores en la argumentación.

López no ha podido ocultar su emoción al verse exonerado, pero preguntado en varias ocasiones por Efe tras salir del juzgado, contestó con un «nada» mientras caminaba llorando y abrazado por uno de sus mejores amigos, Ricardo, que conoce al acusado desde el colegio. «Ha sufrido una enorme presión con un entorno muy complicado. Miguel no es capaz de hacer daño a una mosca» reconocía.

Los hechos

María del Carmen Martínez falleció poco antes de las 19 horas del 9 de diciembre del 2016 de dos disparos en la cabeza recibidos en el lavadero del concesionario de automóviles de Alicante de su propiedad, que regentaba su yerno y único acusado, Miguel López. Durante el juicio se pusieron de manifiesto las diferencias irreconciliables entre la víctima y su hijo primogénito, Vicente Sala Martínez, que ejerce la acusación particular, por un lado, y las tres hermanas de la fallecida y sus cónyuges, por otro.

Estas desavenencias tienen su origen en la gestión de los negocios familiares, con un valor de unos 120 millones de euros sobre todo por la firma de plásticos Samar. En el juicio se puso de manifiesto que la víctima tenía previsto traspasar la acción de oro a su primogénito, lo que le habría dado el control de las empresas en perjuicio de las tres hermanas.