Tsunami bloquea la frontera con Francia y desata la ira de empresarios y usuarios

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

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La concentración en protesta por la sentencia del 1-O ha supuesto para el sector del transporte unas pérdidas de 15 millones de euros

12 nov 2019 . Actualizado a las 00:21 h.

La anunciada reaparición de Tsunami Democràtic, una de las plataformas que está liderando con más fuerza la respuesta a la sentencia del desafío secesionista, fue mucho más efectiva que multitudinaria. El grupo independentista consiguió desde las 9 horas y durante todo el día de ayer llevar el caos a la frontera de Francia, al bloquear los dos carriles de la AP-7, la principal vía de conexión por carretera entre España y el territorio galo. Se trata de la primera acción de protesta de los tres días de movilizaciones que este colectivo había anunciado a partir del lunes.

Tsunami aprovechó la escasa presencia policial en la frontera, debido a que los habituales dispositivos en la zona se encontraban en Barcelona en previsión de incidentes (que no se produjeron) en la jornada electoral. Los activistas de Tsunami, el colectivo investigado como «organización terrorista» por la Audiencia Nacional, aparcaron por sorpresa decenas de vehículos en el carril de salida de España (pero ya dentro de suelo francés por solo unos metros), para luego concentrarse en la vía de entrada a España, bloqueando la AP-7 en ambos sentidos, aunque siempre en territorio galo.

La protesta de los independentistas llegó a provocar 20 kilómetros de atasco en la N-II entre Figueras y Biure y siete kilómetros más en la AP-7, en la Junquera, a pesar de que la autopista fue cerrada enseguida tras comenzar la acción de Tsunami.

Despliegue francés

Los agentes de las Compagnies Républicaines de Sécurité (CRS), los antidisturbios galos, se desplazaron al lugar bastante pronto, pero descartaron en un principio actuar para disolver a los congregados cuando no pasaban de varias decenas. De inmediato, el llamamiento a unirse a esta acción sorpresa de Tsunami recibió el apoyo de otros colectivos independentistas que están liderando en la calle la movilización contra el fallo del desafío secesionista, tales como Pícnic per la República, Anonymous, los CDR y el Sindicat d’Estudiants dels Paisos Catalans (SEPC). Durante la tarde ya eran cientos las personas congregadas en el Pertús, lugar del corte, al que llegaban a pie desde carreteras cercanas. Escenario en el asfalto.

Para entonces la zona se había convertido a una suerte de acampada para un festival musical. Varios encapuchados montaron un gran escenario en la calzada, donde hubo actuaciones musicales, entre ellas la de Lluís Llach, y algún parlamento. De hecho, Tsunami hizo llamamientos para que se acercaran al campamento todos los grupos musicales que lo desearan porque había «micrófono abierto».

Tanto el escenario como buena parte de las barricadas y tiendas de campaña fueron montados en territorio francés, impidiendo así que las fuerzas de seguridad españolas (ni Mossos ni Policía Nacional ni Guardia Civil) pudieran intervenir.

En realidad, fue a menos de 50 metros de territorio español donde los activistas levantaron sobre el asfalto su pequeño poblado con tiendas de campaña, utensilios de cocina, bombonas de gas, mesas, abundante comida, café, agua o decenas de garrafas con caldo. Todo lo necesario para intentar alargar la acción el mayor tiempo posible. Las escenas de tensión con los CRS franceses y los avisos de los agentes galos, que multaron a todos los vehículos abandonados en la autopista, se sucedieron durante todo el día. Lo más que consiguieron los funcionarios franceses es que los congregados retiraron un puñado de coches.

Otro instante de tensión se ha producido cuando el alcalde de la localidad francesa de Prats de Molló, Claude Ferrer, ejerció de mediador entre concentrados y policía y reclamó a los manifestantes que permitieran el paso de camiones frigoríficos que portaban cargas perecederas, a cambio de evitar cargas.

Ante esta situación, la asociación de empresas del sector del gran consumo AECOC expresó su «indignación, preocupación y malestar» por la protesta y lamentó el impacto que tiene sobre la actividad de los transportistas, ya que este punto fronterizo registra un tráfico diario de más de 10.000 camiones. Solo en la pasada jornada, las pérdidas provocadas por este corte se calculan en unos 15 millones de euros. También, cientos de personas que circulaban en dirección a Francia se quedaron atrapadas por la movilización secesionista.