Evo Morales a la llegada a su exilio en México: «Me han salvado la vida»

A. Pradilla, H. Estepa MÉXICO, LA PAZ / E. LA VOZ

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Evo Morales saluda a su llegada al aeropuerto de México,
Evo Morales saluda a su llegada al aeropuerto de México, LUIS CORTES | Reuters

El  canciller mexicano explicó que el viaje desde Bolivia fue una odisea de negociaciones con cinco países para permitir que el avión atravesara su espacio aéreo

13 nov 2019 . Actualizado a las 00:24 h.

Eran las 11.09 hora local del martes (las 18.09 en España) cuando Evo Morales aterrizaba en México. «Me han salvado la vida», agradeció el expresidente de Bolivia tras bajar del avión junto a su exvicepresidente Álvaro García Linera y la exministra de Salud Gabriela Montaño. Según declaró, un miembro de la guardia presidencial le habría mostrado mensajes y llamadas en los que militares pedían su cabeza a cambio de 50.000 dólares. «El único delito que cometí es ser indígena», dijo. Morales aseguró que el «golpe de Estado» que le obligó a dejar el poder no le va a apartar de la política. «Para que no hubiera más sangre, más enfrentamiento, hemos decidido renunciar», afirmó el presidente.

Antes de salir de Bolivia,  Morales había publicado en Twitter una fotografía tumbado en el suelo sobre una manta, para mostrar cómo fue su primera noche tras la renuncia, en el que agradeció el apoyo de «las federaciones del Trópico de Cochabamba», en referencia a sindicatos cocaleros a los que nunca dejó de pertenecer durante su mandato.

Su viaje a México no ha sido fácil. Horas antes de que el avión militar aterrizase en la capital, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, explicó la odisea de traer al exdirigente.

Fue una intensa agenda de diálogo con Perú, Paraguay, Ecuador, Brasil o Argentina, que pusieron facilidades o dificultaron para que el avión sobrevolase su espacio aéreo dependiendo de las simpatías al exiliado. Además, no siempre hubo la certeza de que Bolivia, donde existe un vacío de poder ocupado por los militares, permitiese a Morales abandonar el país. 

Un país de acogida

Con el exilio del mandatario boliviano, México retoma una de sus características históricas: ser país de acogida para perseguidos políticos. Ocurrió, por ejemplo, con republicanos españoles, exiliados de la dictadura argentina o víctimas del conflicto armado guatemalteco.

Esto no implica, según dijo Ebrard, que asuman los planteamientos políticos de Morales. «México acogió a Trotsky y no se volvió trotskista», dijo el canciller sobre el histórico dirigente soviético asesinado por el español Ramón Mercader. Quedan muchas interrogantes: saber dónde vivirá Morales y, sobre todo, si utilizará México como plataforma política para hacer frente a lo que considera un golpe de Estado.

Dos días después de la renuncia de Evo Morales, tras pedir el Ejército su dimisión, Bolivia sigue sumida en el caos, mientras la Asamblea Legislativa intentaba elegir al sustituto del líder indígena para acabar con el vacío de poder.

El Ejército patrulla las calles de la capital, La Paz, después de que la Policía declarase, la noche del lunes, la incapacidad de contener a los seguidores de Evo Morales, que quemaron una estación policial en la contigua ciudad de El Alto, denunciaban un golpe de Estado, y llamaban a la guerra civil. 

Barricadas y marchas

Las siempre frenéticas avenidas de La Paz despertaron prácticamente desérticas. Muchas de las calles de El Alto continuaban con barricadas, pero no había nadie en ellas. A última hora de la tarde de ayer, los simpatizantes de Morales comenzaron a congregarse de nuevo en una de las avenidas principales de El Alto y comenzaron a marchar. Eran parte de una multitudinaria marcha de campesinos cuyo objetivo es llegar a la capital. Se movían mientras, a su paso, cazas militares sobrevolaban a baja altura. En otros barrios de la capital continuaron los bloqueos y los enfrentamientos entre manifestantes y la policía.

En el ámbito político, la Asamblea Legislativa intentaba ayer reunir el cuórum necesario para investir como presidenta interina a la opositora Jeanine Áñez, hasta ahora vicepresidenta del Senado. A última hora de la tarde todavía no existía el cuórum necesario para su investidura. Muchos diputados no habían podido llegar a La Paz por los retrasos y cancelaciones en los aeropuertos.

Necesitan, además, la asistencia de diputados oficialistas. Varios de ellos estaban dispuestos a hacerlo, pero pedían, al cierre de esta edición, garantías para poder llegar a la capital por los bloqueos viales opositores que hay en algunas zonas del país. «Nos debemos a la Constitución. Vamos a trabajar siempre por la viabilidad de una salida constitucional, nunca contra el pueblo, sino para el pueblo», dijo la congresista oficialista Betty Yañíquez.