«Si quieren que metamos bala, bala vamos a meter»

héctor estepa LA PAZ / E. LA VOZ

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Los Ponchos Rojos presionan por que se convoquen nuevas elecciones en Bolivia
Los Ponchos Rojos presionan por que se convoquen nuevas elecciones en Bolivia H. Estepa

Los Ponchos Rojos, defensores de Evo Morales, están dispuestos a dar la batalla a la presidenta interina de Bolivia

18 nov 2019 . Actualizado a las 08:30 h.

Abren una bolsa en el suelo con coca y tabaco. Agradecen a la madre tierra. Mascan el ancestral estimulante, y se reúnen en torno a sus líderes. «¡Jallala!», gritan, en agradecimiento, cuando termina la reunión. Son alrededor de un centenar, y están listos para salir a marchar contra el Gobierno interino de Jeanine Áñez.

«Si quieren guerra, guerra vamos a dar. Y si quieren que metamos bala, bala vamos a meter», advierte a La Voz de Galicia Perci Mamani, uno de los representantes del grupo.

Son los Ponchos Rojos de la provincia de Omasuyos, conocidos en Bolivia por haber enfrentado al Ejército, en octubre del 2003, durante la guerra del gas. El conflicto dejó al menos 60 muertos en la ciudad de El Alto y acabó en la renuncia del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Son considerados, por parte de los bolivianos, una milicia defensora del exiliado Evo Morales, formada por campesinos y obreros. Están ahora de vuelta en El Alto, municipio vecino a La Paz, dispuestos a defender a su líder y a dar la batalla a Áñez, presionando por nuevas elecciones.

No solo apuntan contra la presidenta interina, sino contra el líder opositor, Luis Fernando Camacho, que ha tomado relevancia en las últimas semanas.

«Somos la mayoría»

«El señor Camacho es un ser humano y tiene derecho a todo. Pero aquí en Bolivia no vamos a permitir a los discriminadores. El Estado plurinacional de Bolivia representa a las 36 etnias del país, y somos la mayoría. Él solo representa a una familia de oligarcas. Y nos humilla. Él mismo se ha ganado el enemigo», comenta Walter Apaza, miembro provincial de los Ponchos Rojos.

Critica que la wiphala, enseña multicolor que representa todas las nacionalidades indígenas, haya sido descolgada de edificios públicos, tras el exilio de Morales, y que algunos policías la hayan arrancado de sus uniformes.

«Estamos dispuestos a luchar más. El Poncho Rojo, cuando se enoja, se enoja, y vamos a luchar hasta lo último», destaca Apaza.

En el 2007, los Ponchos Rojos participaron en un desfile militar comandado por el exiliado líder indígena, que los llamó a defender la unidad de Bolivia. Desde entonces, algunos de sus miembros han sido fotografiados con viejos fusiles de las primeras décadas del siglo XX. Otros aseguran que no tienen armas.

Sus detractores les acusan de haber sido entrenados en Venezuela y Cuba, algo que ellos niegan.

«Nosotros, dentro de 90 días, vamos a arrasar democráticamente con todos los empresarios privados y oligarcas con el candidato que elijamos. Y esta vez ya no vamos a cometer errores en el poder, porque en el período de Morales no hemos podido gobernar el 100% de la administración del Estado», advierte Apaza, mientras baja a manifestarse a La Paz, junto a miles de alteños.