El silencio de Casado y el desorden del PP

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J.J. Guillén

La confusa posición de Sánchez con ERC y el temor a ser decisivos para la gobernabilidad provoca desajustes en el discurso popular

25 nov 2019 . Actualizado a las 08:38 h.

La confusión, buscada o no, en la que se están desarrollando los contactos entre el PSOE y ERC para lograr que los independentistas catalanes faciliten la investidura de Pedro Sánchez y el Gobierno de coalición con Unidas Podemos está empezando a crear confusión y desorden también en el PP. En la multitud de mensajes dispersos que se emiten desde las filas populares ha influido sin duda el largo silencio mantenido por Pablo Casado desde la noche de las elecciones, que ha hecho que a estas alturas nadie tenga claro cuál es el discurso oficial de Génova. La estrategia de mantenerse al margen del ruido y el debate sobre los pactos futuros le dio resultado al líder del PP durante la campaña electoral, en la que marcó distancias con todos, a derecha e izquierda, incluso en la cuestión de Cataluña, y evitó entrar en las refriegas. Pero Casado ha pretendido mantener esa posición una vez celebradas las elecciones, lo que ha generado cierta sensación de descoordinación en sus filas.

La portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, parece haber confundido su cargo con el de número dos del PP y desde el principio se ha lanzado a plantear un Gobierno de concentración con el PSOE y Ciudadanos, sin que quede claro si habla o no por boca de Casado. Y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, única figura con voz propia en el partido y cuyas relaciones con Álvarez de Toledo son manifiestamente mejorables, no ha dudado en plantear sus fórmulas personales que, aunque puedan parecer iguales, difieren notablemente.

Lo que Feijoo propuso era que el PP podría facilitar la investidura de Sánchez si este rompía su acuerdo con Unidas Podemos y rechazaba cualquier concesión a los independentistas. Una posición en tono de partido de Estado que evitaría al PP tener que gobernar en alianza con Sánchez como fuerza minoritaria del Ejecutivo y le permitiría al tiempo seguir liderando la oposición manteniendo el control al Gobierno.

El Ejecutivo de concentración del que habla Álvarez de Toledo, sin embargo, dejaría a Vox como líder de la oposición por la derecha; y a Unidas Podemos por la izquierda, lo que daría alas a ambos partidos y dejaría al PP en tierra de nadie. Y mientras tanto, el número dos de Génova, Teodoro García Egea, sin excesivo predicamento en el PP, emite mensajes que no coinciden ni con uno ni con otro. Y Casado mantiene en España el discurso del silencio y de esperar y ver, pero en el extranjero dice lo que sus compañeros en Europa quieren oír, centrándose más en denunciar los populismos de izquierda y de derecha que en hacer propuestas de gobernabilidad para España.

Partiendo de la base de que es obvio que Sánchez no va a aceptar ninguna fórmula de colaboración con el PP, porque su único objetivo y su única esperanza es ya gobernar a toda costa con Unidas Podemos plegándose a una negociación con ERC, no se entienden los aparentes nervios en el PP y el desorden en sus mensajes. Los populares parecen temerosos de que un fracaso de Sánchez con ERC les obligue a ser protagonistas. Y ahí, cada uno hace la guerra por su cuenta.

Tomas Guitarte, de Teruel Existe, tras conocer que había sido elegido diputado, en noviembre del 2019
Tomas Guitarte, de Teruel Existe, tras conocer que había sido elegido diputado, en noviembre del 2019 Antonio García | efe

Apenas 20.000 votos pueden decidir el futuro de España

El resultado de la plataforma Teruel Existe en las pasadas elecciones, en las que se convirtió en la primera fuerza de esa provincia con un total de 19.696 votos, lo que supone un 26,7 % de los sufragios y un escaño en el Congreso, constituye un antes y un después en la historia electoral en España. De entrada, que con ese número de votos se pueda ser primera fuerza en una circunscripción que reparte tres escaños cuestiona el sistema electoral español. En Madrid, cada escaño vale 102.222 votos. Pero es que, además, el ajustado resultado sitúa a Teruel Existe como un partido clave en la gobernabilidad de España. Sus apenas 20.000 votantes pueden acabar decidiendo si hay Gobierno o no.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firman el preacuerdo de Gobierno en el Congreso
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firman el preacuerdo de Gobierno en el Congreso SERGIO PEREZ Reuters

La consulta da vía libre al líder del PSOE para hacer lo que desee

La consulta que el PSOE ha realizado a sus bases, así como la que tienen en marcha Podemos e IU, son una demostración de cómo la dirección de un partido puede garantizarse el apoyo de la militancia sin comprometerse a nada. El referendo interno del PSOE, vinculante, preguntó a los afiliados si aprobaban o no que los socialistas gobernaran, con lo que el 92 % de síes se antoja incluso escaso. Pero, tras esa consulta, Sánchez tiene manos libres tanto para pactar ese Gobierno como para renunciar al acuerdo con Unidas Podemos e intentar una vía alternativa con la abstención del PP si falla la de ERC. Y, al no ser ya una coalición, Sánchez ni siquiera necesitaría consultar ese giro total a la militancia.

Andreu Dalmau

Sánchez juega con fuego en su apuesta por Esquerra

Los mensajes de advertencia le llegan a Pedro Sánchez desde todos los frentes. Pero el líder del PSOE está decidido a jugárselo todo a un Gobierno de coalición con Unidas Podemos autorizado por la abstención de ERC. Esa apuesta tan clara permite a los de Oriol Junqueras jugar con el PSOE, elevando cada día su apuesta cada vez que Sánchez cede un palmo de terreno en su disposición a negociar. Después de conseguir que todo el PSOE dé vía libre a que los socialistas se sienten a negociar de tú a tú con ERC -cosa hasta poco impensable-, los republicanos redoblan el órdago y ahora exigen negociar de Gobierno a Gobierno. Sánchez juega con fuego si después de arriesgar tanto ERC le deja solo.