Sánchez esperará a tener los apoyos para ir a una investidura que no resulte fallida

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Isabel Celaá, portavoz del Gobierno en funciones
Isabel Celaá, portavoz del Gobierno en funciones Juan Carlos Hidalgo

ERC enfría las expectativas de una negociación rápida para formar Gobierno antes de enero

30 nov 2019 . Actualizado a las 10:06 h.

Pedro Sánchez alcanzó la presidencia del Gobierno gracias al triunfo de la moción de censura que planteó sobre Rajoy, pero en sus dos intentonas para recabar la confianza de la Cámara en una votación de investidura acabó tropezando; en ambas, con Pablo Iglesias como verdugo. Fracasó en el 2016 tras su acuerdo con Ciudadanos. También se mostró incapaz de articular una mayoría simple el pasado verano después de un agónico tira y afloja con Podemos. Ambas ocasiones acabaron con una repetición electoral. En el PSOE no parecen dispuestos a arriesgarse a encajar una tercera derrota, por lo que no se someterán a una votación hasta que tengan bien atados los apoyos para que prospere la investidura. «No iremos a una investidura fallida», afirmó ayer la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá.

El problema que puede surgir es que la situación de bloqueo político puede alargarse sine die, ya que el reloj para una convocatoria electoral no empieza a contar hasta que algún candidato se someta en el Congreso a una sesión de investidura, y con el reparto de escaños que han deparado las urnas del 10N, Sánchez es el único con posibilidades.

Oficialmente, Ferraz mantiene su optimismo de que se pueda formar «antes de Navidad» el Gobierno de coalición pactado entre Sánchez y Pablo Iglesias, deseó Celaá. Sin embargo, algunos dirigentes enfrían el asunto y apuntan a una votación de investidura para enero, conscientes de que los secesionistas no venderán su crucial abstención a un módico precio. De momento exigen que se establezca una mesa de negociación «de igual a igual», es decir, entre el Gobierno central y el autonómico, para tratar la posibilidad de organizar una consulta sobre la autodeterminación en Cataluña.

Miquel Iceta, primer secretario del PSC, no se atrevió ayer a descartar un nuevo encuentro entre Sánchez y Torra. «No veo por qué no», dijo, aunque detalló que se «complica» cada vez que Torra hace «declaraciones para extremar el conflicto».

Las expectativas para tener Gobierno antes de que se sirva el bacalao con coliflor también fueron rebajadas por ERC. Su secretaria general adjunta, Marta Vilalta, anunció que no tienen «ningún tipo de prisa», y que así se lo hicieron saber a los socialistas en la reunión del jueves. Un pequeño detalle que puede jugar a favor del acuerdo es la marcha de Borrell. El ya ministro de Exteriores en funciones aseguró que no volverá a pronunciarse sobre la política nacional, para centrarse en su nuevo cargo como alto representante europeo, pero la persona más denostada por el independentismo dentro del PSOE aprovechó los micros de Onda Cero para aclarar que el «nacionalismo irredento» que practica ERC está en «las antípodas de una postura progresista». No obstante, lamentó que las cuentas del Congreso y el rechazo del PP no dejan otra salida que buscar su abstención.

En el PSOE, las antípodas de Borrell están muy cerca de Zapatero. El expresidente se convirtió en uno de los grandes artífices del abrazo entre Sánchez e Iglesias. Y ayer ensalzó la figura del líder de Bildu, Arnaldo Otegi, como hombre de paz, por su «decisiva» contribución en la tregua de ETA, banda de la que formó parte según sentenció el Tribunal Supremo.