El Gobierno alemán se toma un respiro

pATRICIA bAELO BERLÍN / CORRESPONSAL

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Merkel defiende la gestión de la coalición de gobierno  y mantiene su compromiso de llevar la legislatura a buen término
Merkel defiende la gestión de la coalición de gobierno y mantiene su compromiso de llevar la legislatura a buen término HAYOUNG JEON | Efe

Los socios de coalición aplazan los temas que generan fricciones hasta finales de enero, mientras se empeñan en mostrar unidad

02 ene 2020 . Actualizado a las 09:09 h.

«Kevin Kühnert salva las Navidades». Así titulaba hace unas semanas Die Tageszeitung un editorial sobre el congreso anual del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), en el que finalmente y pese a los amagos previos, el líder de las juventudes socialistas optó por apoyar a la nueva cúpula de la formación en su viraje a la izquierda, pero sin abandonar la gran coalición de Angela Merkel. No se equivoca el diario alternativo, dado una ruptura de la alianza de Gobierno podría implicar la celebración de elecciones anticipadas, que perjudicarían aún más al bipartidismo y solo beneficiarían a Los Verdes y la ultraderecha, los únicos actores políticos que hoy cotizan al alza en la primera potencia europea. 

«Tenemos mucho que hacer, hemos puesto en marcha muchas cosas, aunque tenemos que continuar, y por eso creo que debemos seguir trabajando en esta legislatura». Con estas palabras Merkel, que rechaza la opción de un Ejecutivo minoritario por la inestabilidad que conlleva, defendía ante el Parlamento su gestión.

Sin embargo, las encuestas no parecen darle la razón. Según el instituto demoscópico Dimap, dos tercios de los alemanes dicen estar insatisfechos con la labor de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y el SPD, cuya alianza ha cumplido dos años marcada por el varapalo en las urnas, que le ha hecho perder uno de cada cuatro votos desde las elecciones generales del 2017, y la crisis de identidad que sufren ambas formaciones.

Es más la GroKo, como se denomina popularmente a la gran coalición, ha estado tan ocupada tratando de resolver las luchas de poder internas y los conflictos entre sus socios, que apenas ha tenido tiempo de sacar adelante proyectos. Desde que se firmó, en marzo del 2018, la alianza de Gobierno solo ha aprobado dos medidas relevantes: el fin del impuesto de solidaridad, que los ciudadanos del oeste pagaban para sufragar los costes de la reunificación, y el pacto para reducir las emisiones contaminantes. Un plan centrado en los sectores del transporte, la agricultura y la vivienda, que entrará en vigor en enero y ha sido muy criticado por los activistas, porque asume que el país incumplirá sus objetivos climáticos en el 2020. 

Nuevas grietas

«Es un paso importante en la dirección correcta, pero hay muchas cuestiones pendientes», reconocía Winfried Kretschmann, uno de los líderes ecologistas, jefe de Gobierno en el estado federado de Baden-Württemberg y uno de los políticos mejor valorados por los alemanes. Todo apunta a que la lucha contra el cambio climático abrirá nuevas grietas entre los socios del Ejecutivo. Pues el SPD amenaza ahora con romper la coalición si la CDU se niega a combatir más rápido y de forma más intensa las emisiones de CO2 en el país automotriz por antonomasia, a aumentar el salario mínimo interprofesional y, sobre todo, acabar con el mantra conservador del déficit cero y autorizar inversiones públicas millonarias.

No obstante, varios miembros de la Unión Cristianodemócrata se han negado ya a renegociar el texto del acuerdo, incluidas la propia canciller y su delfina y líder del partido, Annegret Kramp-Karrenbauer, conocida como AKK. «No habrá concesiones ni sobre el freno a la deuda ni sobre el equilibrio en los presupuestos. Se ve un claro giro la izquierda. Eso y la manera con la que ventilan sus diferencias dentro del SPD hacen pensar que las cosas no serán fáciles», anticipaba el jefe de las juventudes cristianodemócratas, Paul Ziemiak.

Conscientes de ello, los líderes de la gran coalición han preferido aplazar los temas que más fricciones generan hasta finales de enero, mientras de cara a la galería se empeñan en demostrar unidad. «Reina un espíritu muy constructivo», declaró optimista el jefe de la CSU bávara, Markus Söder, tras el primer encuentro a cuatro bandas que mantuvo hace unos días con AKK así como con Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans, recién elegidos para llevar las riendas del SPD.

Por su parte, desde la oposición se muestran escépticos ante el futuro del Gobierno, e instan a sus miembros a definir su rumbo y enterrar el hacha de guerra, pues les espera un año complicado, en el que Alemania ostentará la presidencia del Consejo de la Unión Europea.