El exjefe de los Mossos calificó de «barbaridad» el intento unilateral de secesionismo

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

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Trapero dice que solo recibió órdenes y que se sentía «muy incómodo» con la deriva del Gobierno catalán

20 ene 2020 . Actualizado a las 21:52 h.

«Hicimos todo lo que pudimos, de oficio o porque nos lo ordenaron», «hablar de pasividad... No lo puedo asumir. No se puede inferir que no queríamos hacer nada». Con estas palabras, y sin abandonar en ningún momento una férrea contención, el exjefe de los Mossos negó al fiscal que el cuerpo policial hubiese facilitado el referendo ilegal no retirando urnas o precintando colegios, o no hubiera actuado con diligencia —siguiendo las órdenes de Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC)— en el multitudinario cerco a la Consejería de Economía el 20 de septiembre.

Llegó a calificar de «una barbaridad más» la vía unilateral escogida por el secesionismo. Aseguró que se sentía «muy incómodo» con la deriva del Gobierno catalán, pero que hizo lo que estaba en su mano, que era «decirles [a los exconsejeros de Interior, Jordi Jané y Joaquim Forn] que qué estaban haciendo, que a dónde iban. Y dejarles claro dónde estaba el cuerpo». Con la defensa de la legalidad: «Los Mossos harán siempre lo que digan los jueces», sostuvo.

Cumplir órdenes judiciales

Recordó igualmente que en las reuniones del 26 y el 28 de septiembre mantenidas con Puigdemont le advirtió de lo mismo y de que «con dos millones de personas en la calle y solo 16.000 mossos» podía pasar «cualquier cosa». Consumó así su estrategia de defensa de distanciarse del independentismo, y si ante el Supremo, en marzo, desveló que había incluso un plan para detener a Puigdemont, el lunes reveló supuestas maniobras para impedir su nombramiento como mayor del cuerpo policial, en un intento de desmontar que le pusieran al frente para que asegurarse la aquiescencia de la policía catalana con el procés.

Durante las horas que se prolongó su declaración, que prosigue hoy, insistió repetidamente en defender la actuación de los Mossos, que —aseguró— siempre intentaron cumplir con las órdenes judiciales para impedir la votación.

Ante las acusaciones del fiscal de pasividad, afirmó que llegaron a desalojar un centenar de colegios el 1-O, pese a que no hay grabaciones que les muestren enfrentándose con la ciudadanía que tomó los centros. «El ver cómo la gente defendía las urnas de esa manera no era imaginable. Parece que les iba la vida, y era difícil de prever», dijo, intentando explicar por qué solo enviaron un binomio policial para desalojar los colegios.