«Las parejas LAT no quieren renunciar al amor, pero tampoco a tener su vida»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

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La psicóloga Laura S. Moreno
La psicóloga Laura S. Moreno

La psicóloga Laura S. Moreno indica que el apego a la casa propia o las malas convivencias previas suelen ser las causas que llevan a este tipo de relaciones

21 ene 2020 . Actualizado a las 20:03 h.

«Sí, se debe al individualismo creciente, pero también a que ha cambiado mucho la sociedad. La expectativa de vida es mucho mayor y mucha gente ya no tiene solo una relación importante para siempre, sino varias». La psicóloga Laura S. Moreno ha estudiado y difundido en su canal de YouTube la tendencia de las llamadas parejas LAT (living apart together), aquellas que mantiene una relación estable pero, por deseo propio, no viven en el mismo domicilio.

-¿Por qué cree que existe en las parejas LAT esa decisión de no abandonar la casa propia?

-Es que con la edad se genera un gran apego de la casa de uno, algo que no ocurre tanto cuando eres joven pero sí que pasa de mayor. Tú quieres vivir ahí y, cuando surge una pareja, ¿quién es el que deja la casa cuando ninguno lo desea? Además, en muchos casos están los hijos, que son clave. Tus hijos los has tenido con una relación anterior y piensas que introduciendo en el hogar a tu nueva pareja van a surgir los conflictos.

-¿Es ese, el de una persona con una relación anterior que era «para siempre» pero que fracasó, el perfil típico?

-Yo veo dos perfiles que se repiten mucho. Primero, el de gente que está muy centrada en su vida profesional y que no piensa en tener una pareja tradicional. Su pareja ahí pasa a segundo plano. Puedes encontrar a personas que coincidan en esa escala de valores y digan: vamos a estar juntos, pero sin plantearse la convivencia. Son parejas que pueden acabar casando incluso. Por otra parte, está el perfil más frecuente. Es el de una persona que ha pasado por múltiples relaciones o por una relación muy larga, que ha tenido unos hijos y una vida y que viene con las heridas emocionales del pasado. No está dispuesta a volver a tener una pareja dentro del mismo cliché, pero no renuncia a tener un compañero de vida, un compañero a nivel sexual, una persona con al que hacer viajes, pero siempre preservando su vivienda... Las parejas LAT no quieren renunciar al amor ni a la idea de pareja, pero tampoco a su vida ni a su autonomía.

-La convivencia fallida parece que es el motor definitivo.

-Marca mucho. Todo el mundo sabe que convivir implica perder ciertos privilegios. Cuando uno toma ese camino renuncia a tener una casa solo para él, a no tener que dar explicaciones de ningún tipo y esas cosas. Lo que ocurre es que aceptas porque consideras que vas a salir ganando. Cuando la gente ha hecho esa apuesta y, finalmente, la relación ha terminado mal, se pierde la expectativa. La gente tiene otra relación, pero no quiere tener una persona a full time en casa. También influye que han tenido un tiempo en el que se han adaptado a estar solos. Se dan cuenta ahí que estar solos, cuando uno ya ha pasado una parte importante del recorrido vital, no está mal.

-He contactado con muchas parejas LAT para un reportaje. Exigían salir con seudónimo y sin que se les recociese. ¿Por qué piensa que ocurre esto?

-De 45 para arriba es muy frecuente que haya gente que tiene una relación, que están empezando a salir, pero aún no está muy definida y no la quieren hacer pública. Es compatible con una relación en formación. Creo que les da inseguridad. También está el hecho de que se sale de lo que socialmente se considera normal y no quieren entrar en el juego de tener que justificar. Ocurre también revés.

-¿A qué se refiere?

-Conozco a gente joven que quieren tener hijos, tener una relación súper convencional y, a lo mejor, ella quiere dedicarse a la familia y renunciar a su vida profesional. También parece que les avergüenza. Creo que es lícito. ¿Qué es más chapado a la antigua? Sí, pero libremente elegido. Hay gente que quiere tener una relación así, otros una relación LAT y otras más abiertas. Hay que aceptarlo todo, mientras sea libremente consentido. por las dos personas.