La Gran Muralla y la Ciudad Prohibida, cerradas por coronavirus

María Puerto CHINA / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Patipat JanthongSOPA Images via

China adopta medidas extremas para intentar contener la epidemia, que ha convertido el Año Nuevo que se celebra este sábado en el más triste de su historia reciente

25 ene 2020 . Actualizado a las 17:33 h.

El confinamiento de más de 40 millones de habitantes y el evidente riesgo de que la epidemia provocada por un coronavirus se siga propagando han provocado unas tristes celebraciones de Año Nuevo en el gigante asiático.

El Año de la Rata hizo su entrada con dieciocho ciudades aisladas y un aumento cuantitativo del número de muertos y enfermos. El sábado, primer día del año lunar se confirmaron 41 fallecidos y 1.345 infectados, 237 en estado grave. Wuhan, el epicentro de la infección, ha incrementado las medidas de seguridad. Desde este domingo no permitirá la circulación de coches privados por el centro de la ciudad en un intento de mantener a la población en sus casas y facilitar el transporte gubernamental y sanitario. Ya se han detectado casos en todas las provincias chinas excepto el Tíbet.

A nivel estatal se han anunciado controles en el transporte público y la autorización a poner en cuarentena a vehículos y pasajeros sospechosos de estar contagiados en cualquier parte del país.

El Gobierno ha movilizado el ejército y a personal sanitario de otras provincias para ayudar a los hospitales de Wuhan que se encuentran desbordados ante la afluencia de enfermos, el agotamiento del personal sanitario y la escasez de material.

Ya se ha comenzado la construcción de un nuevo hospital con capacidad para 1.000 camas en las afueras de la ciudad. Se edifica con bloques prefabricados en un tiempo récord para que esté operativo el sábado 1 de febrero y se ha anunciado la creación de un segundo hospital, con capacidad para otras 1.300 camas, que debe estar listo en quince días.

La iniciativa se asemeja a la que se adoptó en la crisis del SARS en el 2003, cuando se construyó el hospital de Xiaotangshang, al norte de Pekín, que atendió a unos 700 pacientes de toda China. En esa ocasión se movilizaron a 7.000 trabajadores y se construyó en una semana.

Las drásticas medidas adoptadas a finales de semana de aislar Wuhan y otras ciudades llegan tarde. El período de viajes de Año Nuevo se inició a finales de diciembre, aunque la última semana ha sido el pico más fuerte desplazamientos. Antes del jueves mucha gente ya había iniciado la salida de Wuhan y son posibles transmisores de la enfermedad. Es por eso, que las autoridades sanitarias piden que todo el mundo que haya visitado la ciudad permanezca 14 días en casa en cuarentena, el tiempo de incubación del virus. En Pekín, las comunidades de vecinos han empezado a preguntar a los residentes donde han viajado o piensan viajar para hacer el seguimiento.

La alerta sanitaria ha obligado la cancelación de eventos públicos, fiestas populares y el cierre de lugares turísticos para evitar contagios. Los miles de turistas chinos que viajan a Pekín por estas fechas no pueden visitar lugares emblemáticos como la Ciudad Prohibida y secciones de la Gran Muralla cercanas a la ciudad han sido clausuradas. También se ha cerrado el Templo de los Lamas, lugar donde los pequineses cada año hacen cola desde la madrugada del primer día del año para orar por los antepasados. Y tampoco se puede disfrutar de la feria de Año Nuevo del Parque de la Tierra, donde decenas de miles de familias se divertían con actuaciones, tómbolas, juegos para niños y puestos de comida.

En Shanghái el parque Disney, que normalmente recibe 100.000 visitantes al día por estas fechas ha cerrado, y en Hong Kong se ha declarado la alerta sanitaria.

Las autoridades de Tráfico de Pekín han dado orden de paralizar, a partir de este domingo, todo el servicio de autobuses interurbanos hacia y desde la capital china en un intento de contener de brote de coronavirus.